El Athletic Club conquistó anoche la Copa del Rey tras imponerse al RCD Mallorca en los penaltis
Dicen siempre que del Athletic Club es imposible hacerse, que o naces con tal suerte o no podrás sentir estos colores. Sin lugar a dudas, este que hoy escribe su artículo nº 1000 para Diario UF corrió con la mayor de las suertes posibles; nacer del Athletic Club a pesar de la distancia. El conjunto bilbaíno es uno de aquellos que apenas da alegrías plausibles, aquel con el que ya sabes que te va a tocar sufrir. En cambio, cuando decide repartir alegría lo hace de una forma plural y totalmente entregada. Así lo hizo anoche en tierras sevillanas, ante el RCD Mallorca, tras un partido agónico con tanda de penaltis mediante y respaldado por 80.000 fieles leones que les acompañaron en su gesta.
Han sido 40 años desde que Endika Guarrotxena anotase gol al FC Barcelona en aquel minuto 13 y desde que Dani Ruiz Bazán levantase esa Copa del Rey. 4 décadas en las que el Athletic las ha vivido de todos lo colores. Años de rozar el descenso y temer como la categoría de plata, temporadas asentados en competiciones europeas y soñando con títulos continentales, y hasta un total de 6 finales coperas pérdidas. Generaciones completas de aficionados rojiblancos que tan solo conocían la victoria de oídas y donde la Gabarra se antojaba como un recuerdo añejo que tan solo añadía más presión. ´La Innombrable´ tal y como ha sido denominada en el camino a este final.
Si hablábamos del sufrimiento que acompaña al Athletic no queda exenta la final que vivimos anoche. Con el cartel de favoritos y después de una temporada histórica. Los leones llegaban a la gran final con altas posibilidades de sumar un título más a sus vitrinas, quizás el más deseado de todos. Sin embargo, y ante todo pronóstico, un correoso RCD Mallorca se adelantaba en el marcador para hacer venir abajo a todos los athleticzales. Las lágrimas invadieron a la afición rojiblanca (servidor incluido) que veía como una vez más se les escapaba el título delante de sus narices. Pero tal y como ha acuñado la parroquía rojiblanca: “Sin sufrir no vale”.
El equipo se puso el mono de trabajo y con el apoyo de los suyos consiguió empatar el encuentro con un gran pase de Nico Williams que encontraría a Oihan Sancet dentro del área. Las tablas estaban ya en el marcador y la tormenta rojiblanca agobiaba a los de Javier Aguirre. Sin embargo, y a pesar de merecerlo por ocasiones y juego, los baleares supieron aguantar toda la segunda parte y la prórroga con el empate en el marcador. Sería entonces cuando llegaría la lotería total de la tanda de penaltis. Una tanda que también traía malos recuerdos del pasado para los rojiblancos.
Muriqi comenzaría anotando para los suyos, empatando el veterano Raúl García para los de Ernesto Valverde. Manu Morlanes sería el encargado del segundo del segundo lanzamiento, siendo detenido por un brillante Julen Agirrezabala. Instantes después era el capitán Iker Muniain quien ponía por delante a los suyos, que ya no soltarían esta posibilidad. Radonjic era el encargado de empatar la contienda y falló de nuevo su lanzamiento dando una esperanza más al Athletic. Mikel Vesga, con resbalón inoportuno incluido, conseguía anotar su disparo para acercar más el título. Antonio Sánchez daría vida a los suyos anotando el siguiente penalti.
Sin embargo, y tal y como dice el mito del Ave Fénix: “El mito del Ave Fénix ha seducido a diferentes civilizaciones de toda la historia con su simbolismo de esperanza y regeneración, un ave milagrosa que siente la muerte y la prepara con mimo y serenidad para después resurgir de sus cenizas incólume y vigorosa”. Álex Berenguer, que parece haber nacido para las grandes citas del Athletic, era el encargado del lanzamiento definitivo. Un disparo suave, colocado y con todo el sentimiento del mundo que haría explotar de alegría y emoción a una afición que veía puesto punto y final a 40 años de sequía en su competición fetiche.
Lo habían logrado, cuando ya parecía imposible y cuando todo hacía pensar en una derrota más. Lo habían conseguido los jóvenes como Unai Gómez, Aitor Paredes o Julen Agirrezabala. Las perlas contrastadas como Oihan Sancet, Nico Williams o Dani Vivian. La vieja guardia que lo había intentado un sinfín de ocasiones como Iker Muniain, Óscar De Marcos o Raúl García. U otros como Iñaki Williams, Gorka Guruzeta, Álex Berenguer, Iñigo Lekue, Ruiz de Galarreta, Mikel Vesga, Ander Herrera, Asier Villalibre, Yeray Álvarez o Yuri Berchiche. Lo habían logrado por los que arroparon desde una Cartuja hasta la bandera, desde las calles sevillanas, desde un San Mamés repleto o sufriendo desde el sofá de sus respectivas casas, y sobre todo, lo habían logrado por aquellos athleticzales que ya no están entre nosotros.
La nueva generación de Athleticzales ya sabe lo que es ganar una Copa del Rey. Y este un servidor le pone fin a este artículo 1000 que ha preparado con tanto mimo. Agradecer siempre a mi familia, a mi abuelo y mi madre por transmitirme la pasión de estos colores. Agradecer también al Athletic, por el orgullo de pertenecer a su afición y por la eterna alegría recibida. Agradecimiento también para Diario UF, mi casa y el lugar que me ha permitido cumplir un sueño en este mundillo; porque sean los 1000 primeros de una larga relación.
Simplemente gracias, gracias y gracias.