La escudería británica protagonizó un espectáculo dantesco con su dudosa estrategia y su chantaje emocional a Norris
El GP de Hungría de 2024 ya es historia y lo que quedará reflejado en los récords es un dominante doblete de McLaren con Oscar Piastri como ganador y Lando Norris como segundo. Todo lo demás quedará en anécdota, pero la gestión de la carrera desde el muro fue paupérrima hasta el punto de manchar la primera victoria de Piastri en la Fórmula 1. La McLaren ganadora e histórica de antaño queda muy lejos. Ahora da la sensación de que es una escudería mediana que se ha encontrado con la bendita tesitura de poder dominar una carrera de principio a fin y no saber gestionarla. Tantos años sin estar en la élite han pasado factura y ahora hay demasiado buen coche para tan poca McLaren.
La lógica de la estrategia nos dice que si tienes a tus dos pilotos liderando y quieres mantener posiciones, el primer coche en hacer el pit stop debe ser el líder. De lo contrario, el segundo podría hacer un undercut que intercambie las posiciones, y eso fue justamente lo que hizo McLaren. Con Piastri comandando la carrera, el primero que entró a cambiar neumáticos fue Norris, lo que provocó el cambio de líder. El que está en disposición de pelear un mundial que ya de por si se antoja complicado es Lando, por lo que esta decisión del equipo habría sido entendible si su intención era que el británico ganara la carrera, pero nada más lejos de la realidad.
Una vez Norris asaltó el liderato gracias a un undercut a su propio compañero, comenzó el show de las radios en el muro. McLaren creyó que lo justo era que Piastri ganara la carrera a pesar de haberle hecho perder el liderato con una decisión estratégica inentendible, por lo que quisieron resolver el error de la forma más patética posible. Norris empezó a recibir chantaje emocional de su propio equipo para que cediera la posición. Todo empezó con el surrealista “nos gustaría restablecer las posiciones a vuestra conveniencia” para continuar con mensajes como: “sabemos que harás lo correcto”, “recuerda lo que hablamos en todas las reuniones de equipo”, “no puedes ganar el campeonato tú solo, necesitas a Oscar y al equipo”. Radios surrealistas para un Lando que seguro que se estaría preguntando por la existencia de un botón de mute en su volante.
Al final, Norris fue hombre de equipo y le cedió la victoria a Piastri a pesar de demostrar que tenía mejor ritmo. Si el británico decide no hacerlo, habría estado en todo su derecho y sería una victoria más que respetable en lo que a él respecta. En ningún momento el equipo le admitió su error desde el muro, solo vio cómo le daban un liderato para después quitárselo mediante mensajes cargados de chantaje emocional cuando estaba rodando más rápido que su compañero a una distancia que llegó a superar los 4 segundos. Al final, el desenlace con Piastri ganando fue justo, ya que lo habría hecho sin problema de no ser por la cantada de McLaren, pero las formas del equipo mancharon la primera victoria del australiano de 23 años.