Una temporada muy convulsa en tierras valencianas, donde el Valencia ha vuelto a ser ese cúmulo de inestabilidades y una montaña de problemas, uno tras otro
Una temporada marcada por diversos aspectos o puntos. Cabe destacar que no todos son negativos pero si importantes en el desarrollo de la campaña o curso futbolero del Valencia.
Destitución de Marcelino
La temporada ya empezó marcada con la destitución de Marcelino García Toral. Un técnico que había forjado un equipo campeón. Logró conquistar tras muchos años de sequía, un nuevo trofeo con el club, la Copa del Rey, en el año del centenario del club.
No obstante, sin motivo aparente, tan solo una excusa de no utilizar la cantera, la propiedad destituyó a Marcelino. La plantilla estaba con él. Y la afición lo quería. Una prematura y no meditada decisión que, sin duda, marcaría una temporada nefasta en tierras valencianas. El Valencia ha echado mucho de menos esa estabilidad que el asturiano daba con su proyecto. Un proyecto roto y sin alma.
Con la salida de Marcelino llegaba Celades. El entrenador andorrano llegaba sin una gran experiencia en los banquillos, tan solo un pequeño periplo en la selección española sub 21.
Champions League
Bien es cierto que la etapa de Celades en el banquillo valencianista no empezó siendo mala. Pues su debut en Champions fue el soñado. En el primer partido, el Valencia obtuvo una gran victoria en Stamford Bridge, que le permitía soñar. Bien es cierto que la visita del Ajax a Valencia fue algo nefasta, pues el equipo holandés bailó en Mestalla a su antojo. No obstante, la salida a Lille tampoco fue muy fructífera, aunque luego, el equipo valenciano se cobró venganza. Empataron contra el Chelsea en Valencia. Y ganaron por la mínima al Ajax en Ámsterdam. Lo que les permitió pasar a octavos tras ocho años sin lograrlo.
Pero el primer batacazo no tardaría en llegar. En octavos de final, el Valencia se enfrentaría a la supuesta cenicienta del torneo. El Atalanta de Bérgamo. Un equipo con una capacidad anotadora sensacional. Un ataque casi perfecto, ante una defensa en horas bajas. La expulsión de Gabriel y la lesión de Garay, el Valencia tuvo que alinear a Mouctar Diakhaby y a Eliaquim Mangala en los partidos más importantes. El resultado no hace falta ni comentarlo. El equipo italiano arrasó con el Valencia. Siendo estos los últimos partidos antes del parón por la pandemia del Coronavirus. De hecho, diversas fuentes estiman que fue a través de este partido como entró el virus a nuestro país.
Lesiones y poca estabilidad en el campo
Una temporada que ya está torcida de por sí, puede empeorar aún más. El Valencia no ha tenido estabilidad en ninguno de los ámbitos. Pero el principal error es no tener estabilidad en el terreno de juego. Y esto es debido a las lesiones. Un equipo que la temporada anterior era de los menos goleados y una de las defensas más sólidas de la liga. Ha finalizado la temporada con 53 goles encajados. Una muestra de la irregularidad que tiene el equipo.
Una plaga constante de lesiones ha asolado al Valencia. De hecho, pocos han sido los partidos en los que se ha podido ver a la defensa titular, entera, sobre el campo. Pero las lesiones no han acompañado solo a los zagueros. Kondogbia, Ferrán Torres, Carlos Soler, Rodrigo, Maxi Gómez, Guedes y un sinfín de jugadores que han tenido que pasar a lo largo de la temporada por la enfermería.
Fútbol en la “nueva normalidad”
Muchas de las esperanzas de los aficionados del Valencia estaban puestas en el regreso a la competición. El club daba la imagen de estar mentalizado y preparado para luchar por la Champions League. Pero en el primer partido ya se vio que no era así. Un fallo de concentración hizo que te empatasen el partido en los instantes finales, con un penalti perfectamente evitable.
Los partidos no se conseguían sacar adelante. Lo que produjo el despido del entrenador y, con ello, la dimisión del director deportivo. César tuvo que salir al ver que no era respaldado y que, además, se le contradecía.
Se volvió a utilizar el recurso de Voro como entrenador interino. Pero es una bala muy quemada ya. El delegado se ha visto superado por la situación. No ha sabido arreglar el juego del equipo y se veía que no tenía la misma motivación y ambición de otras veces. Poco se le puede reprochar, pues su trabajo no es entrenar. Pero los planteamientos, en algunas ocasiones, no eran los apropiados o los que podrían beneficiar al equipo de mejor manera.
El fútbol ha hecho justicia. El Valencia ha sido un equipo que no ha hecho una temporada merecedora de competiciones europeas. Y, ayer, quedó demostrado. Un Valencia sin alma y que, aunque tuviese oportunidades de clasificar a Europa League, no se iban a aprovechar.
El gran problema: Meriton Holdings
Pero, sin duda, hay unos grandes culpables de todo lo que ha pasado esta temporada. La propiedad del club ha tomado decisiones sin meditar. Se ha enfrentado con jugadores propios, como Garay, dejando en evidencia al club y las personas que trabajan en él. Ha vetado a periodistas por decir la verdad y no seguirles el juego. Ha sacado absurdos comunicados sobre el VAR o atribuyéndose los pocos méritos deportivos de esta temporada, con la famosa frase “Propiedad de Meriton Holdings”. Pero lo peor de todo es no dejar trabajar a gente de fútbol. Gente que de verdad sabe. Gente que hace muy bien su trabajo. Y, sobre todo, gente que entiende el fútbol y ama este deporte.