Tras una mediocre temporada, el belga iniciará su segunda campaña en el Madrid con la necesidad de silenciar a sus críticos
El 7 de junio del año pasado se hizo oficial el fichaje de Eden Hazard. Una incorporación que ilusionó al madridismo, pues el jugador llegaba al Real Madrid como uno de los mejores futbolistas del mundo. El belga se cogió el dorsal número 7 y todas las miradas fueron a parar al que estaba elegido para ser el sustituto de Cristiano Ronaldo en el conjunto merengue. Un extremo izquierdo que había sido nombrado mejor jugador de la Premier League ese mismo año y que apuntaba muy alto.
Sin embargo, la realidad ha sido otra. El jugador que más ha destacado en esta posición durante la campaña ha sido Vinicius Jr. Tras un inicio de temporada de adaptación, Hazard empezaba a sentirse cada vez más cómodo en el Madrid. De hecho, llegó su primer y único gol en partido oficial con la camiseta blanca en un encuentro ante el Granada, después de una soberbia vaselina. Sería su último tanto hasta el día de hoy.
Cuando estaba en su mejor momento, cayó lesionado. Se recuperó y a los pocos partidos volvió a lesionarse. Esta racha de mala suerte le cortó toda la progresión que había logrado en el equipo. Volvió ya después del parón, en junio. A pesar de dar dos asistencias en lo que restaba de temporada, quedó patente que Hazard había perdido confianza para encarar y desbordar. No solo lo dicen sus críticos. El propio jugador ha admitido que este año ha sido el peor de su carrera.
El Real Madrid espera recuperar a ese futbolista explosivo que se destacó jugando en el Chelsea. La temporada que está a la vuelta de la esquina será un examen para el belga, que tiene que demostrar una vez más su enorme calidad. Pero esta vez lo debe hacer con la camiseta blanca. No podemos esperar a un goleador nato como lo era Cristiano. Pero sí a un jugador con un gran peso a nivel ofensivo que puede dar muchos triunfos al conjunto de Zidane.