El argentino tan solo acumula un tanto en la presente Liga, registrando así, números impropios para su cuenta particular
Falto de chispa
En el Clásico de ayer pudimos percibir a un Leo motivado, generando claras ocasiones de gol y siendo el causante del primer tanto del FC Barcelona. No obstante, sus estadísticas se encuentran en decadencia. Apenas suma una diana en competición liguera y otra en Champions League, donde ambas fueron desde los once metros. Además, tras 26 goles en su historial frente al Real Madrid, el ‘10’ encadena su sexto clásico consecutivo sin perforar las redes. Datos más que preocupantes, teniendo en cuenta que el rosarino es sinónimo de gol. La fortuna de cara a portería no le sonríe en absoluto y por consecuente, el equipo padece.
Los culés fueron anestesiados por el eterno rival en su propio feudo y no se vieron capaces de darle la vuelta a la tortilla. Cuando parecía que el Barça de Koeman a priori comenzaba a carburar, un tropiezo en el Coliseum Alfonso Pérez y otro ante el conjunto blanco, dejan en la cuerda floja de nuevo al club catalán. En dichos encuentros, el astro argentino no pudo ofrecer la versión de superhéroe a la que nos tiene acostumbrados y parece ser que no está siendo capaz de realzar el vuelo. La tradición de ver a Messi salvándole los muebles al club ya no cuenta como alternativa y el Barcelona se ahoga en un vaso de agua.
Ante un final trágico
Con alta probabilidad, podríamos estar ante el último año de la pulga en la Ciudad Condal y si la situación actual perdura, se avecina un nuevo curso en blanco para la entidad. Messi se encuentra en un Barça en plena transición, teniéndole a él como piedra angular del proyecto. Sin embargo, el esquema impuesto por Ronald Koeman, tampoco contribuye a resaltar la figura del astro argentino. En definitiva, el desorden que sufre el FC Barcelona es una realidad y dicho acontecimiento se acaba reflejando en el terreno de juego.
La crisis institucional y deportiva no contribuye en absoluto a dar síntomas de mejoría, y la guerra entre futbolistas y directiva ha generado una herida insolventable. Con Leo en el ojo del huracán, el barco se está hundiendo y el capitán no es capaz de reconducir el timón. La historia entre el Barça y Messi era un auténtico cuento de hadas, pero el último lustro años ha empañado dicha relación, hasta el punto de que el ídolo y emblema del club se acabe marchando por la puerta de atrás.