El mediocentro francés está siendo uno de los hombre de confianza para Mourinho en este inicio de campaña
Tanguy Ndombélé está sorprendiendo este año como uno de los fijos en el esquema del entrenador luso. Este rol era algo impensable durante el mercado de fichajes de verano, puesto que el francés estaba en la puerta de salida tras haber llegado a penas un año antes por 60 millones de euros.
Cuando llegó a Londres procedente de Lyon, el francés tenía un cartel muy alto tras una temporada muy buena con el Olympique de Lyon. Tras destacar en Champions y hacer una buena temporada regular en Francia, los ‘spurs’ estaban convencidos de que los millones invertidos se iban a amortizar.
Su primera temporada en Inglaterra no marchó bien para Tanguy, que a pesar de encajar un buen inicio no se supo adaptar a Mourinho. Las lesiones tampoco ayudaron a Ndombélé, que fue para muchos el peor fichaje de la historia del Tottenham Hotspur.
¿Cómo ha cambiado Ndombélé?
La situación durante esta temporada 20/21 ha cambiado de forma radical, de hecho es uno de los jugadores que más minutos juega. Uno de los problemas que ha tenido siempre y que parece haberse solucionado es su forma física, que por fin parece preparada para la exigente Premier League.
Aunque a simple vista puede parecer defensivo, Tanguy no mostró compromiso en defensa durante la temporada pasada. Este año, en parte gracias a su forma física, le hemos visto hacer más despliegues defensivos y ayudar más al equipo cuando no tiene el balón.
El cambio de actitud del francés está siendo crucial para que lo veamos a este nivel, pues Mourinho no se casa con nadie. En este caso la táctica del luso funciona, ya que lejos de ver a Ndombélé distante con el equipo, ha conseguido remediar su situación.
Tras este cambio de mentalidad, el francés tiene todos los alicientes para triunfar, es uno de los centrocampistas más divertidos de ver a día de hoy y además es una bendición para su equipo. El Tottenham va a disponer de un jugador diferente y muy difícil de encontrar hoy en día.
Capaz de regatear con la sensación de que se va tropezando, pasar un balón con el cuerpo orientado hacía el lado contrario o fintar de manera excesiva pero con la suficiente agilidad y calidad para no perderla. Es un jugador impredecible y con un estilo propio, que precisamente es lo que le hace ser diferencial en el terreno de juego.