La temporada 2020 del gran circo llega a su fin después de muchas emociones
Las luces del circuito de Abu Dhabi se apagan y con ellas decimos adiós a otra temporada más de Fórmula 1. Una temporada especial que empezó muy tarde por la pandemia mundial que estamos viviendo. Los motores empezaron a rugir para que unos pocos héroes volvieran a jugarse la vida en cada pulgada para hacer disfrutar a unos espectadores que tenían miedo precisamente de eso, de la muerte. Todo por el dichoso virus que por desgracia sigue ahí fuera condicionando nuestra vida. Este año ha sido muy malo para todos y ha sido la Fórmula 1 una de las cosas que nos han sacado una sonrisa. Es la magia de este deporte. De todo lo malo, ha conseguido sacar algo bueno.
Cuando se canceló el Gran Premio de Australia, nuestros mayores temores se hicieron realidad. Había que seguir esperando. Con el mundo confinado, los pilotos se pasaban a las carreras virtuales para entretenernos y hacernos reir en los tiempos difíciles que nos está tocando vivir. Pero faltaba algo. Ese algo llegó en julio y llegó de la mejor manera posible. Austria se convirtió en la sede de un gran premio de estreno sensacional en el que el amado por todos, Lando Norris, logró su primer podio.
Trece carreras fueron canceladas. Sin embargo, la Fórmula 1 se las ingenió para meter seis pistas extras. Algunas nuevas y otras viejas conocidas. Pudimos rememorar antiguos recuerdos viendo a los coches dar vueltas en Imola o en Nurburgring, descubrimos Mugello y Portimao y disfrutamos de la locura en el rescatado GP de Turquía y del exitoso experimento del Bahrein exterior.
Vimos a un Lewis Hamilton que se convirtió en inmortal tras igualar los títulos de Schumacher y superarle en victorias. Y es que los Mercedes han sido más superiores que nunca y Max Verstappen ha sido el único capaz de seguirles el ritmo. A pesar de que hemos visto poca lucha por el campeonato, también hemos vivido carreras locas que nos hacían levantarnos del asiento. Carreras locas que nos dejaron una victoria de Gasly y una victoria de un Checo que volvió a sacar su magia. Carreras locas que nos dejaron 13 pilotos diferentes en el podio a lo largo del año. Más de la mitad de la parrilla se ha mojado con el champagne en 2020. A fin de cuentas, podemos decir que ha sido una temporada para enmarcar.
Tampoco faltó el recordatorio de lo peligroso que es este deporte. Este año llegó bajo la noche del desierto en forma de explosión. Todos pusimos nuestro corazón en un puño cuando vimos a otro de nuestros chicos tan cerca de marcharse antes de tiempo. Fue el legado de Jules Bianchi lo que salvó a Grosjean. Sin ese legado en forma de halo, hoy estaríamos despidiéndonos de otro piloto más. Un piloto que, por suerte, está agradecido por volver a nacer.
Nos despedimos de una temporada más, quizás la más diferente de todas, pero sin duda una de las mejores. El 2021 promete. Vuelve Fernando Alonso, vuelve el apellido Schumacher a la Fórmula 1 y Carlos Sainz estará en Ferrari. Hasta entonces, solo queda ser pacientes. Las luces de Abu Dhabi se apagan, los fuegos artificiales se desvanecen, los motores dejan de rugir y la categoría reina duerme hasta los test de pretemporada.