A pesar de quedarse ciego a los 54 años, el aficionado che siguió acudiendo al estadio del Valencia junto a su hijo, que le narraba cada partido hasta que se produjese su fallecimiento en 2016
Desde el año del centenario, Vicente Navarro se ha convertido en un icono del valencianismo, ya que representa el sentimiento de los aficionados del club. Socio del Valencia CF desde 1948, se quedó ciego a los 54 años por un desprendimiento de retina, pero esto no hizo que perdiera la pasión por sentir los partidos junto a su hijo, Vicent, el cual se los narró hasta el día de su fallecimiento. Vicente disfrutaba con el ambiente de las grandes citas, le gustaba vivirlo y verlo a través de los ojos de su hijo en Mestalla.
El Valencia CF, con motivo de su centenario en marzo de 2019 colocó una estatua de bronce en el asiento número 164 de la fila 15 en la Tribuna Central del estadio de Mestalla. Esta figura representa a Vicente Navarro y al ‘sentiment etern’, de la hinchada che. Durante la pandemia, los aficionados blanquinegres no han podido acudir al coliseo valencianista hasta el penúltimo partido de liga, excepto el protagonista de esta historia. Vicente Navarro ha velado durante todo el año por el feudo che, el único estadio del mundo que ha tenido al menos un aficionado fijo en sus gradas durante esta pandemia.
La historia de un sentimiento
Vicente Navarro nació el 22 de marzo de 1928 en el barrio del Cabanyal. A pesar de que toda su familia, excepto su padre, era del Levante, Vicente siempre fue del Valencia. La pasión por ver a su equipo nació gracias al tío de Vicente: “Mi abuelo tenía un hermano que era ‘El tío Edelmiro’. Por aquel entonces no tenía mucho dinero por lo que se hizo aposentador del Valencia. Entonces, el club no les pagaba nada, pero les dejaba ver el partido”, cuenta Vicent, el hijo de Vicente Navarro.
A pesar de que empezaron a ir a Mestalla cuando Vicent tenía 4 años, el primer título que vivieron juntos fue la Copa del Rey de 1967. “Cuando tenía 9 años, mi padre y yo fuimos con su Seat 600 a Madrid a ver la final contra el Athletic Club que ganamos 2–1”, afirma Vicent. Con este coche recorrieron media España para ver al Valencia. Partidos como el Espanyol-Valencia de 1971 que, a pesar de perder 1 a 0, le dio el campeonato de liga al conjunto che, u otros viajes a Bilbao o a Zaragoza, siempre quedarán en la retina de ambos aficionados valencianistas.
Vicente era ciego de nacimiento de un ojo. Sin embargo, perdió la vista completamente a los 54 años debido a un desprendimiento de retina provocado por un accidente laboral en un camión cisterna. Su hijo y él habían estado durante más de 3 décadas en el sector 16 donde estaban descubiertos. Por tanto, después de quedarse ciego tuvieron que cambiarse a Tribuna Central, grada en la que está situada la estatua. Nunca dudaron en dejar de ir a Mestalla.
Aunque a este aficionado le encantaba acudir al estadio a sentir el Valencia, hubo un día que dejó de ver los partidos por la televisión junto a su hijo: “Cuando el Valencia jugaba la UEFA (ahora la Europa League), íbamos siempre a su casa cuando había partido. Un día fuimos a seguir el encuentro contra el Karlsruhe y perdimos 7–0 después de haber ganado en Mestalla 3–1. Se enfadó tanto que me dijo que a partir de entonces no vería nunca más al Valencia por la televisión”, cuenta su hijo, Vicent.
Su fidelidad fue reconocida
Para reconocer y valorar la dedicación y fidelidad de Navarro por el Valencia, el club le impuso una Insignia de oro. Además, fue protagonista de hasta tres homenajes por parte de diferentes presidentes del club: Jaume Ortí, Pedro Cortés y Juan Bautista Soler.
Vicente falleció en 2016, aunque dejó de acudir a Mestalla el año anterior debido a que su estado de salud era delicado. Tres años después, el Valencia celebraba una de las fechas que él tenía marcadas en su calendario: el centenario. Desgraciadamente, Navarro no pudo vivirlo en persona. Sin embargo, el club se encargó de hacer una estatua para homenajearle como símbolo de toda la afición.
Además, significó un momento bonito entre la difícil situación que ha vivido el club en los últimos años: “Meriton ha desconectado a la afición del Valencia con sus decisiones erróneas, por lo que tener ese detalle con los fans fue precioso”, señala Eduardo Esteve, Jefe de deportes de Onda Cero Valencia.
La realización de la estatua no fue una tarea fácil: “Esto lo tuvimos que hacer en un tiempo exprés. Fueron dos meses desde que se inició el proceso hasta que estuvo fundida en bronce, un tiempo récord”, afirma David González, escultor encargado de esculpir la estatua.
Después de más de un año, el 5 de mayo, los aficionados valencianistas volvieron a entrar a Mestalla. Allí les esperaba Vicente con su bastón y en su asiento número 164. Han sido 421 días en los que ningún hincha ha podido alentar a su equipo en los campos de Primera División. Navarro ha sido el único que ha acudido a todos los partidos del Valencia, sin excepción, representando la fidelidad de la afición che que siempre está con su equipo, como lo estuvo Vicente durante toda su vida. Hay sentimientos que permanecen en el tiempo y que van más allá de la muerte.