Las últimas grandes actuaciones de Vinicius Jr. en este inicio de liga han convertido al joven brasileño en uno de los más queridos por Ancelotti y por toda la afición blanca
El delantero carioca está de dulce. Tras su gran partido ante el Celta (siendo el principal partícipe de la remontada merengue) y sus grandes actuaciones ante Levante (marcando dos goles) y Alavés (finiquitando la goleada), parece acallar las dudas que habían sobre el natural de Río de Janeiro, que ya afronta su cuarta temporada como madridista.
Vini parece que por fin ha arreglado su asignatura pendiente con el gol. Con cuatro tantos anotados en cuatro partidos se ha convertido en el segundo máximo goleador de la plantilla. Un gol por detrás de un Karim Benzema que es verdaderamente el líder indiscutible del equipo y que sin duda, se encuentra en un estado de forma espectacular.
Además, el delantero continúa explotando sus dos mejores cualidades: la velocidad y el regate. De hecho, se encuentra segundo en la clasificación de jugadores con más regates por partido, (3,8, por los 4,3 de Nabil Fekir, del Betis).
Esta gran habilidad, con la que cuenta el extremo brasileño, sumado a un previsible aumento en la efectividad de cara a puerta, hacen a Vinicius (si no lo era ya) uno de los jugadores más prometedores de cara al futuro. Sin embargo, queda una pregunta en el aire. ¿Cuál es el motivo de este gran arranque de temporada? Pues bien… hay varios.
La confianza plena de Ancelotti
Solari le dio la oportunidad y Zidane la confianza. Sin embargo, es con Carlo Ancelotti cuando estamos disfrutando del mejor Vinicius. Y esto no es una casualidad. Según reconocía el joven brasileño en una entrevista hecha por Tomás Roncero para el Diario As: «Tras el partido de Vitoria el míster explicó que era mejor que no condujera tanto y que buscara el gol directo«.
En resumen, el técnico italiano le impuso una máxima clara. Menos toques y menos conducción, y mayor velocidad y agilidad mental. Por el momento parece ser que estas lecciones del profesor Carletto están surgiendo efecto. Pero sin embargo, aún queda por saber si seguiremos viendo en lo que resta de temporada esa pausa que ha ganado Vini antes de chutar a portería.
Una mejor forma física
Sumado a la técnica impuesta por el nuevo entrenador blanco, se encuentra el alto nivel de forma con el que ha llegado Vinicius tras un intenso verano. El principal partícipe de esto es Thiago Lobo, su fisioterapeuta de confianza, que le ha hecho trabajar sobre la arena y hacer pesas, incluso cuando el jugador pasaba sus vacaciones en Brasil.
Además, el joven ha seguido el ejemplo de algunos de sus compañeros, como Casemiro o Benzema, habilitando un gimnasio en su casa y contratando un Chef privado. Por la mañana se prepara en Valdebebas y por la tarde, a las órdenes de Lobo, se ejercita en su domicilio. Además de eso, según explica su entorno más cercano, el jugador «come de todo, pero ahora de la forma correcta«.
La aceptación del Bernabéu
Este último motivo es quizás el resultado de la suma de los dos anteriores. Con sus grandes actuaciones Vinicius poco a poco se esta ganando el cariño de una de las gradas más exigentes del mundo del fútbol. Y ese cariño se reflejó en el último partido ante el Celta, donde el brasileño marcó el tercer gol del Madrid, que rompió el empate a dos en el marcador.
Tras el hito, se lanzó a la grada y fue abrazado por una multitud importante, siendo necesaria la ayuda de la Policía y de la seguridad del club para sacarle de aquel desaguisado. El hecho, que pese a ser muy irresponsable debido a la situación sanitaria que estamos viviendo, significó, como bien dice el propio jugador en su conversación con Roncero, «un abrazo para todos los madridistas que siempre han estado a nuestro lado«.
No cabe ninguna duda que el apoyo de la afición provoca un aumento en la confianza del jugador. Esta subida de moral se traduce y se debe seguir traduciendo en goles y jugadas que levanten al público. Sin embargo, esta fe ciega en el futbolista no provoca que desaparezca el juicio público si no realiza una buena actuación. Únicamente implica un aumento de la paciencia en un jugador de tan solo 21 años, con mucho futuro, que ya ha demostrado lo que es capaz de hacer.