El jugador serbio atraviesa por una situación muy irregular con actuaciones poco brillantes e incluso desfavorables para el conjunto de Bordalás
Desde su llegada a Valencia en 2018, Racic nunca ha tenido un puesto y papel fundamentales en Mestalla. En su primer año apenas contó para el flamante equipo dirigido por Marcelino que se coronó con la Copa del Rey y la clasificación a Champions League. Nunca contó para el asturiano, lo que provocó su cesión al Tenerife en enero de 2019.
Y tras año y medio cedido en Tenerife y Famaliçao, el año pasado comenzó a contar para Javi Gracia. Con el técnico navarro fue un jugador casi indispensable, así lo demostró con sus 25 titularidades. Con ello poco a poco se convertía en una figura clave en el centro del campo por su rocosidad y capacidad de juego. Incluso siguió contando para Voro en los últimos compromisos de la temporada pasada.
A principio de este curso parecía seguir contando para Bordalas, y así ha sido ligeramente ya que ha gozado de cuatro titularidades. Sin embargo, en las oportunidades que se le han otorgado al jugador no ha cumplido con las expectativas que se le tenían. Pérdidas de balón constantes, errores defensivos y mal posicionamiento sobre el campo son varios de los errores más típicos en el serbio. En el partido frente al Mallorca dejó una actuación pésima, con falta de defensa en el primer tanto mallorquín que provocó su sustitución en el descanso.
Desde aquel encuentro Racic parece estar perdiendo la confianza del entrenador y sobre todo de los valencianistas, que prefieren a Guillamon o Wass, que están en un buen momento de forma. Pese a su momento tan irregular, a veces deja destellos de calidad como el pasado domingo con una gran acción en el primer tanto contra el Atlético. A pesar de todo, cuenta para Dragan Stojković en los compromisos internacionales de Serbia.