Gran actuación de Nico Melamed en el empate del RCDE frente a Osasuna (1-1), entrando en la segunda parte y cambiando el ritmo del partido
No fue un gran día ni para el RCDE ni para su afición. En otro mal encuentro de los pupilos de Vicente Moreno, toscos en tarea defensiva y muy perdidos en la zona de creación. Algún chispazo intermitente de Darder, que fue el blanco de las pocas ovaciones de la tarde y dos ocasiones claras, una de Vilhena y otra de Puado, no sirvieron para amansar a un fatigado publico que desea, sin duda que acabe esta campaña. Un gol de Melamed salvó las tablas en el electrónico.
Melamed fue el revulsivo necesario
Nico Melamed, (Castelldefels, 2001) salió y revolucionó el partido. Se entendió a las mil maravillas con Melendo y entre los dos rompieron el entramado defensivo ideado por Arrasate. Además, crearon un peligro real sobre la meta de Sergio Herrera. El canterano hizo las delicias del respetable con una vertiginosa verticalidad y sobre todo, con gran criterio para zarandear el planteamiento navarro. Fue de lo poco salvable en un mal partido en el que la imagen de la plantilla quedó muy tocada, sobre todo de los menos habituales.
Lo comentaban muchos aficionados a la conclusión del partido. Osasuna y Espanyol son rivales similares, entidades de media tabla que han certificado su permanencia y que han podido aspirar a soñar con algo más, pero han tenido altibajos durante la campaña. La principal diferencia es clara: la intensidad. Una palabra de la que se abusa en el argot futbolístico pero que no deja de ser la piedra angular de cualquier sistema. Los jugadores desconectados representan un lastre para los demás.
Un golazo de bandera para rebajar la tensión
Corría el minuto 62 de partido y Vicente Moreno daba entrada a Melamed, quitando del campo a Vilhena. Pese a no haber brillado mucho había hecho un óptimo trabajo defensivo ayudando a Cabrera, generando también cierto peligro por el flanco izquierdo. En ese momento, y en perfecta conjunción con Melendo, el Espanyol empezó a hilvanar acciones de peligro gracias a Nico, omnipresente en la creación y participativo en el robo. Con varios desbordes por dentro y por fuera, se atrevió con un disparo lejano que entró cual lanza circense en la escuadra rojilla.
Un gol que ayudó a calmar al respetable y que le dio alas a un Espanyol, que pese haberse salvado con holgura (viniendo de Segunda), completa una campaña pobre, sobre todo por el potencial que tenía la plantilla. El último round en casa será la semana que viene contra el Valencia de Bordalàs, con horario pendiente de confirmar.