La suerte no ha estado, de momento, del lado de un talento enorme como el de Bryan Gil, que busca estabilidad para explotar
A veces, cuando las cosas salen bien o cuando crees haber demostrado al mundo todo lo que puedes dar la gente puede pensar que para seguir en ese camino de éxito lo único que hace falta es un poco de suerte y esa suerte es precisamente la que no ha gozado el bueno de Bryan Gil.
Porque no es fácil ser ese jugador que el periodismo más moderno cataloga como “uno de esos jugadores de los que ya no quedan”. Uno de esos jugadores eléctricos, encaradores y de los que cuesta despegarlos de la línea de cal.
Más allá de tener un carisma brutal, con esa complexión delgada y esa cabellera al más puro estilo “Beatles”, Bryan Gil demostró en Eibar ser un futbolista que disfruta del caos y que se alimenta de ello hasta el punto de parecer que el partido está justo donde el quiere.
Bryan y el Eibar de Mendilibar
La 20/21 no fue una temporada fácil para Ipurúa, pero el aficionado neutral nunca olvidará esa temporada como el año que Bryan Gil irrumpió en el fútbol español.
Un futbolista que demostró una autosuficiencia increíble donde solamente necesitaba recibir un balón cerca de la banda izquierda para activarse. Daba igual que recibiera de espaldas o que no tuviera espacio para encarar, Bryan siempre sacaba peligro.
Mendilibar jugó un papel importantísimo en el carácter de Bryan. Lo importante de este tipo de jugadores no son las veces que superas a tu defensor sino las veces que no lo haces y lo vuelves a intentar. Ahí Mendilibar moldeó un carácter ganador e insistente que le caracteriza por encima de su técnica.
Mala fortuna en Tottenham y Valencia
Cuando parecía que la carrera de Bryan Gil iba a despegar, se cruzaron en su camino dos de los proyectos deportivos nefastos en relación a lo que podía aportar Bryan.
El fichaje de Bryan al Tottenham de Conte carecía del más mínimo sentido teniendo en cuenta la máxima competencia atacante que había y que la alineación por excelencia del Inter, su anterior equipo, tenía carrileros como únicos jugadores de banda. Un contexto que para nada favorecía a Bryan.
Ya en Valencia, parecía que Bordalás era el indicado para encauzarle, sobre todo por su gran parecido con “Mendi” en tener la lucha y la brega por bandera, pero no fue así.
Aunque la historia no dice lo mismo, el Valencia no es un buen sitio para recalar actualmente, su nula dirección deportiva hace que el banquillo del Valencia sea una patata caliente que nunca a acaba bien.
No sabemos si esto propició los diferentes bandazos hacia ningún lugar que dio Bordalás con Bryan, pero sí sabemos que sus continuos experimentos de cambios de posición hicieron que no viéramos a ese Bryan Gil que vimos en Eibar.
Vinicius y Bryan, dos gotas de agua de distinto charco
Evidentemente, no tienen el mismo nivel de exigencia jugar en el Eibar que en el Real Madrid, pero la temporada 20/21 de Vinicius y Bryan son perfectamente comparables.
Jugadores con un mismo estilo de juego. Bryan obtuvo, objetivamente, mejores números y, subjetivamente, jugó mejor que “Vini” en dicha temporada. Mejores números en regates, goles y hasta en defensa.
Entonces, ¿Por que Vinicius consiguió triunfar al más alto nivel y Bryan no? La respuesta es sencilla, porque se apostó fuerte por él y por su idea de juego.
A Vinicius no se le pidió, al menos al principio, que sea un jugador asociativo o que marcara goles, se le pidió que hiciera lo mejor que sabía hacer: encarar, encarar y volver encarar, que lo demás ya llegaría solo.
Mientras tanto, Bryan solo encontró obstáculos en un camino en el que solo necesitaba que alguien le dijera: “Vamos Bryan, sal al campo y haz lo tuyo”.
¿Qué necesita ahora Bryan Gil?
Se está hablando de otra temporada en Valencia y con la leyenda Gennaro Gattuso de entrenador, pero lo último que necesita Bryan es otra temporada de incertidumbre y, además, con un entrenador que difícilmente le haya visto jugar un solo partido de aquel año en Eibar.
Bryan parte con la ventaja de su juventud, porque no es tarde para volver a un equipo de media-baja tabla y volver a empezar. Lo más difícil ya está hecho, que su nombre circule por la órbita del fútbol español. Ahora solo toca que Bryan encuentre a su nuevo Mendilibar.