El Espanyol vivió durante los años 30 una increíble aventura por gran parte de América. Ponte cómodo y adéntrate en esta peculiar historia.
Antiguamente, para los equipos los viajes eran algo más difíciles. Hoy en día, los grandes clubes se mueven a cualquier rincón del mundo para disputar partidos. Son capaces de ir y volver en el mismo día, pero las cosas no siempre fueron tan sencillas.
Ya no sólo es que antes los viajes fueran más difíciles de hacerse, es que también era una buena suma económica. Hace un siglo las pretemporadas eran una fuente importante de dinero para los clubes. Por ello se hizo muy habitual ver a equipos españoles jugar en Sudamérica y Centroamérica.
Ir hasta América, a parte de ser un gran ingreso, también era algo que daba prestigio a los equipos. Por esa misma razón, muchos jugadores se iban cedidos a esos equipos para tener refuerzos suficientes. Aquellos partidos podían durar semanas e incluso meses, mucho desgaste para los jugadores.
En 1935, Espanyol y Atlético de Madrid pusieron rumbo a América para jugar unos partidos amistosos en Brasil, Argentina y Uruguay. Los pericos dejaron una buena imagen, llegando a jugar partidos contra las selecciones nacionales de aquellos países.
El equipo catalán era uno de los mejores equipos de los años 30, pues contaba en sus filas con el legendario Ricardo Zamora. No obstante, como ya mencioné anteriormente, era muy habitual tener jugadores cedidos en las giras. A la plantilla del Espanyol llegaron jugadores de Osasuna, Tolosa, Real Madrid y Valencia. Un equipo realmente bueno que estaba dispuesto a plantar cara.
El viaje hasta el continente americano duró unas semanas, algo lógico por la época en la que se vivía. Los jugadores entrenaban en el barco, descansaban y disfrutaban del buen tiempo. Pero cuando llegaron a América la cosa cambió.
Mientras que en España era verano, en Sudamérica era pleno invierno, los jugadores eran conscientes de esto pero les pilló un poco de sorpresa. De todas formas el tiempo tampoco fue del todo adverso y pudieron disfrutar de la estancia.
Los pericos llegaron a suelo Argentino, y allí no encontraron muchos problemas. Llenaban estadios partido tras partido, siendo su primer rival la selección de Argentina. Aquel encuentro terminó con un empate a dos, demostrando un gran nivel por parte del Espanyol.
Esa buena dinámica se vio reflejada tres años después, cuando el conjunto perico ganó su primera copa de España contra el Real Madrid. La final disputada en Valencia fue histórica, pero eso ya es otra historia.
Tras jugar sus partidos correspondientes en Argentina, al Espanyol le tocaba viajar a Chile. Allí disputaría varios partidos, o al menos esos eran los planes hasta que se encontraron con una fuerte ventisca. Las comunicaciones ferroviarias y por carretera se cortaron entre Mendoza y Santiago, haciendo imposible el viaje.
Los partidos debían cancelarse de forma momentánea, pero a última hora se propuso una solución para que los jugadores pudieran hacer el viaje. Esa solución no fue otra que viajar en mula. Como lo estás leyendo, los pericos se montaron en mula y cruzaron los Andes. Entre las dos ciudades había unos 350 kilómetros de distancia.
El equipo emprendió un viaje que duró más de una semana hasta Santiago de Chile. Los propios jugadores del Espanyol, tiempo después, relataron que esta aventura no tuvo muchas dificultades.
De hecho, una de las curiosidades del viaje fue que en un momento de la aventura pararon en un bar de un pueblo. Allí tomaron café y la gente reconoció al propio Ricardo Zamora.
En el bar había algunas fotos suyas colgadas y muchos asistentes le pidieron autógrafos. Esto demostró la grandeza que atesoraba el español durante aquella época. Sin duda, un recuerdo inolvidable para los pericos.
Finalmente, los jugadores llegaron a Chile después de una larga travesía. Además, el conjunto catalán también jugó varios encuentros en Perú y Cuba. Aquel verano, tuvo a los jugadores del Espanyol haciendo un viaje bastante intenso por toda América. Unas vacaciones que más de uno nunca olvidó.
Aquella gira del Espanyol demuestra que antes los viajes, no sólo eran más difíciles de hacer sino que tenían mucho más encanto. Cualquier cosa podía pasar, por ello se producían situaciones mucho más inverosímiles y grandes anécdotas para contar.
Estoy seguro que para los jugadores del Espanyol la aventura mereció la pena. Pues al fin y al cabo, estas cosas pasan muy pocas veces en la vida y siempre es un buen momento para vivir nuevas experiencias.