Unas horas separan al Athletic de una nueva cita con la historia. De San Mamés dependerá mantenerse con vida en la batalla por la Copa del Rey…
En partidos de máxima exigencia, suelen ser los pequeños detalles los que decantan la balanza hacia un lado u otro. A todos nos gusta pensar que nuestro equipo tiene algo que le hace diferente al resto, que le hace especial. El Barça tiene a Messi. El Madrid tiene la historia. El Liverpool tiene a Klopp. Nosotros tenemos a San Mamés.
Cuesta encontrar palabras para describir lo que sentía un aficionado del Athletic al entrar en la vieja catedral. Los estrechos y desgastados asientos, el color del cemento, el olor a tabaco, la sensación de estar sobre el terreno de juego… todo ello generaba una incomodidad perfecta para disfrutar de un partido de fútbol. Cada semana, una ciudad entera se reunía para ver jugar a los leones, alentarles y hacer de San Mamés mucho más que un estadio de fútbol.
Pero todo tiene un final, y a la par que el fútbol, San Mamés se modernizó. Uno de los lugares históricos por excelencia de Bilbao fue demolido para crear una catedral más grande y renovada. Estéticamente existen pocos estadios (por no decir ninguno) capaces de equipararse al nuevo San Mamés, una obra de arte en toda regla. Todos nos quedamos asombrados la primera vez que lo vimos, que lo vivimos. Era nuestra nueva casa, y era preciosa. Sin embargo, todo cuento tiene su lado negativo de la historia, y el nuestro fue la complacencia. La afición se empezó a acomodar en sus nuevas butacas, a ver los partidos desde la distancia… San Mamés estaba perdiendo su magia.
Y por eso tenemos que despertar. Tenemos que incomodarnos, levantarnos, dejarnos la voz en el campo. Bilbao siempre ha sido temido por cualquier rival, y en cierto modo lo sigue siendo, así que vamos a recordarles el porqué de ese miedo irracional. Mañana os necesitamos a todos, a los 53.000. Tomemos ejemplo de los ingleses. Ganemos o perdamos, cantemos hasta el final, revivamos tiempos pasados y hagamos temblar Bilbao. Solo con el rugido del San Mamés más vivo conseguiremos tumbar al rey de copas.