El lateral brasileño va perdiendo fuelle cada año que pasa, y su final se acerca.
El tiempo avanza, las generaciones van y vienen… y los jugadores no son eternos. No se libran del paso del tiempo. Y Marcelo también cuenta. El brasileño fichó por el club madridista en invierno de 2007, proveniente de Fluminense, con sólo 18 años. Toda una joven promesa, llamado a heredar el legado del gran Roberto Carlos. Y vaya si lo cumplió.
Marcelo nunca ha sido un simple lateral. Ha sido un extremo más, con un control del balón pasmoso, haciendo cosas inimaginables, controles extraordinarios, internadas directas al corazón. Probablemente haya sido el mejor socio de Cristiano Ronaldo, un jugador que ha marcado una época en el Real Madrid. Formaron una sociedad eterna en la banda izquierda, asociándose cada vez que podían. Nadie podía parar aquella dupla.
Pero desde que el portugués se marchó bajó notablemente su nivel. Quizás sea sólo coincidencia pero lleva dos temporadas horribles. Lo cierto es que ya llevaba tiempo mostrando una forma física más baja de lo normal, pero lo tapaba con buenas actuaciones en ataque. No se le daba importancia.
Desde siempre ha sido de atacar y olvidarse de defender. Siempre se le ha reprochado dejar su espalda sin cubrir. Pero claro, cuando un jugador te aporta más de lo que te resta se le perdona. Sin embargo estos últimos dos años la balanza se ha decantado hacia el otro lado, y Marcelo ha quedado sentenciado.
Ya el año pasado Reguilón le comió la tostada y Solari le empezó a enseñar la puerta de salida. Esta campaña Mendy se le ha adelantado por completo. Y a Marcelo se le han acabado los argumentos. Como ya hemos dicho, Mendy está ahora mismo por delante suyo y Reguilón volverá en verano de su cesión al Sevilla, por lo que se quedaría sin sitio en el esquema de Zidane.
Y muchos dirán que se es injusto con Marcelo por todo lo que le ha dado al madridismo. Que no se puede tratar de esa manera a jugador que ha ganado 4 Champions League, 4 Ligas, 2 Copas… Pero es que es ley de vida. Ningún jugador permanece en su amado club por siempre, y al lateral le ha llegado la hora de decir adiós al club merengue como una leyenda del mismo.
Lo que hay que hacer es agradecerle todo lo que le ha aportado al Real Madrid estos años, que no es poco, y despedirlo como se merece. Aunque se vaya ahora ha dejado un listón altísimo pero las generaciones próximas.