Eder Sarabia, segundo entrenador del FC Barcelona, ha desatado la polémica tras su forma de comportarse en el terreno de juego y en el vestuario.
El cambio de entrenador, parecía que podía calmar las tensiones presentes en el vestuario, tanto con la directiva, como con parte del staff. Setién llegaba como el entrenador del cambio, que volvería a implantar el juego de posesión en el conjunto azulgrana.
Sin embargo, pese a que el cántabro es un hombre relajado y que evita las malas caras en el vestuario, su segundo entrenador, Eder Sarabia, genera malestar entre los jugadores. Desde dentro del club, apuntan que tiene mucha participación en los partidos importantes, como por ejemplo en el Bernabéu. Además su intensidad a la hora de dar instrucciones provoca el enfado de la plantilla con el técnico vasco del staff de Quique Setién.
¿Esto es positivo, o afecta negativamente a la plantilla?
El Barça viene de estar tres temporadas con Ernesto Valverde, un entrenador que priorizaba el temple a la hora de dar instrucciones, y cuyo segundo entrenador no tenía casi influencia en el juego del equipo. Los jugadores no tenían costumbre de escuchar gritos y ver tanta intensidad. También con Sarabia y Setién, el número de entrenos ha aumentado considerablemente respecto a los de Valverde.
Es, por tanto, que este cambio tan drástico puede haber impactado a la plantilla, pero deben acostumbrarse a las nuevas formas de trabajo del cuerpo técnico recién llegado. Por otra parte, con Ernesto Valverde se ha visto un equipo acomodado, que cogió costumbre de no entrenar cada día, por lo que la mano dura de Eder Sarabia puede ser útil para despertar al equipo en el momento clave de la temporada, con el objetivo también de evitar desastres como el de años pasados en la Champions League.
Desde dentro del club, se le permite a Eder continuar con su forma de trabajo, pero se le exige que sea de puertas para dentro, y no de cara al público, es decir, que trate de evitar frases como: “no hace nada de lo que tiene que hacer“, porque esto puede afectar anímicamente a la plantilla.
Sin embargo, lo mejor que pueden hacer desde la directiva es dejar a ambos trabajar según vean adecuado. Son grandes técnicos que tienen formas de trabajo distintas a las que estaban acostumbrados los jugadores, y son estos los que deben trabajar según manden los entrenadores.