Noventa minutos tensos y con ganas de más.
Cuesta recordar un final de temporada en la que los aficionados del Nàstic pudieran acudir tranquilos a ver los partidos de su equipo. Sin permanecer con el corazón en un puño mientras el futuro del club se disputa sobre el verde. Si no sucede nada raro, algo nunca descartable cuando se trata del Nàstic, el conjunto grana no pasará apuros este curso para mantener la categoría.
La victoria ante el Mestalla, combinado con los resultados de los rivales directos, ha alejado al equipo de Seligrat de la zona de peligro. Hubo que esperar al último instante del envite para poder engullir ese triunfo tranquilizante. El gol de Rueda en el último segundo enmendó el punto perdido en Castellón en el tiempo extra
Hacía semanas que la pelota parada no se mostraba tan efectiva como lo había sido hasta ahora. Ni la bota de Bonilla estaba siendo precisa, ni los rematadores acertados. Todo cambió en el minuto 92. La puso el soriano con su zurda imperial. Remató Pedro para toparse con un defensor. Embocó Rueda ese balón suelto para apretar el botón de la explosión festiva en el Nou Estadi.
Por otra parte, Javi Márquez volvió e ejercer como capitán del primer equipo, después de su larga lesión y de unos meses complicados para él. Ordenó con gestos y dirigía su zurda. Sus pases filtrados, su orgullo y su sacrificio instaron a sus compañeros a insistir en busca del premio. Como dijo Seligrat en rueda de prensa, con la exitosa carrera que ha tenido, el centrocampista badalonense podría irse para su casa tranquilamente. Y no en pocas ocasiones se le ha pasado por la cabeza. Pero el compromiso y la responsabilidad adquirida con sus compañeros ha llevado a recuperar a ese Javi Márquez que se deleita con el balón en los pies y que hace disfrutar a todos los espectadires.
La zaga del Nàstic es un territorio confuso. En los últimos partidos transmiten sensaciones positivas. Juan Rodríguez ha dado un salto exponencial en su rendimiento. Jesús Rueda tanto da que se ubique en el centro de la retaguardia como en el medio del campo, su hoja de servicios es formidable. Y qué decir de Pol Domingo. El niño prodigio de esta temporada, un defensor con una explosividad que ya hubieran querido tener algún central establecido en la élite a su edad.