Los fracasos en Copa de Europa mancharon la imagen de una de las generaciones más gloriosas del club, privándola de ser considerada la mejor de todas
La Quinta del Buitre es posiblemente la generación más icónica de la historia del Real Madrid, la que más representa al club. Cinco chicos, subidos de un filial que triunfó en Segunda, y que desde las categorías inferiores se sabía que marcarían unas páginas doradas para los libros del Bernabéu. Así fue. Aquellos cinco canteranos dominaron España durante los años que se mantuvieron unidos. Entre 1986 y 1990 ganaron las cinco Ligas consecutivas que se jugaron, siendo muy superiores y clasificando cada año para la Copa de Europa.
Sin embargo, no aprovecharon esos billetes que se ganaban temporada tras temporada. Justo cuando iban a embarcar hacia una final europea había algún equipo que les arrebataba el pasaporte en sus narices. Aquella fue la mayor “espinita” para la generación, no triunfar a nivel continental. Pero, ¿por qué un equipo tan imponente en su país no pudo trasladar su mano dura a Europa?
Contexto
La Quinta del Buitre estaba compuesta por cinco icónicos canteranos. Cinco jugadores de la casa, de La Fábrica, que ascendieron al primer equipo tras ser el único filial hasta la fecha en conquistar la división de plata. Emilio Butragueño, Miguel Pardeza, Míchel, Manolo Sanchís y Rafael Martín Vázquez.
Durante los años en los que al menos tres o cuatro de sus miembros jugaron codo con codo en el Real Madrid -teniendo en cuenta que Miguel Pardeza no tuvo continuidad y se marchó muy temprano a Zaragoza– impusieron su ley en España. Entre Copas, Supercopas y Ligas, el club blanco no dio pie a sus rivales a sorprenderles. Como por aquel entonces la Copa de Europa estaba compuesta por los campeones del continente, el Real Madrid era la cara visible, el abanderado español. De esta manera, hasta que ganaron su primer título liguero en la temporada 1985-86 tuvieron que presenciar las participaciones de Athletic Club y Barcelona desde sus casas. Su andadura comenzó en la 86-87.
¿Por qué Europa les quedó grande?
Europa vivía un momento convulso en sus competiciones futbolísticas. Heysel dejó una huella imborrable en la memoria del viejo continente, tanto por el oportunismo de Platini para llevar a su Juventus a la gloria, por encima de unos aficionados del Liverpool atónitos, como por la posterior sanción a los clubes británicos. Los próximos años trajeron consigo a algunos participantes inusuales y que dieron la campanada, como el campeón del año siguiente, el Steaua de Bucarest. Ya con el Real Madrid entre los participantes, el Porto sería la segunda sorpresa de la tarta. El Real Madrid cayó a manos del Bayern Múnich en semifinales, antes de que el conjunto germano hiciese lo propio ante los portugueses.
Los próximos dos años el problema fue obvio, tajante: el Milan de Sacchi. El italiano armó en Milán uno de los mejores equipos de la historia, incontestable. Tan incontestable que La Quinta cayó en Lombardía por 5-0. Al año siguiente también sucumbió ante el vigente y futuro campeón italiano, aunque esta vez en octavos. La puntita del iceberg corrió a cuenta de otro sorpresivo Spartak de Moscú. Los soviéticos sacaron fuera de la competición a los merengues, con Martín Vázquez en Torino y Pardeza en Zaragoza desde 1987.
Por tanto, la explicación válida es solamente una: el equipo que protagonizó algunas de las remontadas más memorables de las noches europeas no ganó el título por una falta de remate manifiesta y por un contexto desfavorable en cualquier sentido. El equipo siempre se quedó a las puertas por la excesiva confianza que tenían en sus posibilidades una vez llegados a la semifinal. No remataron sus jugadas y perdieron la partida en una Europa ambiciosa y con generaciones de mejor calidad y condiciones. Las sorpresas de la mitad de la década de los 80 se encargaron de darle el tiempo suficiente a Arrigo Sacchi para cocinar a un grupo único, triunfador e icónico, incluso didáctico en nuestros tiempos. Aquel tiempo de cocción fue suficiente para privar de la corona a La Quinta del Buitre.
Disolución
La Quinta del Buitre fue disolviéndose lentamente, a medida que las campañas avanzaban. Pardeza fue el primero en dejar el club, rumbo al Real Zaragoza, donde sí encontró la estabilidad necesaria para brillar. El siguiente en abandonar el barco fue Martín Vázquez, tentado por los cantos de sirena del Torino y con la brecha abierta por el AC Milan aún fresca.
Hasta el año 1995 Butragueño, Míchel y Sanchís fueron los representantes de la camada, pero ese mismo año Emilio partió a México tras ganar el último trofeo de liga de la Quinta del Buitre, a la que él mismo dio nombre. Un año más tarde Míchel seguiría los pasos de su buen amigo Butragueño, recalando en el mismo club sudamericano, y dejando “huérfano” a Sanchís. Irónicamente, fue Manolo 2 años después quien se alzaría con la ansiada Champions League, así como otros dos años más tarde. En nombre de La Quinta del Buitre, Sanchís levantó dos Champions League, una de ellas como capitán, acabando un año más tarde con la saga.