La victoria y los dos goles ante un rival directo hacen que el objetivo de la salvación quede mucho más cerca
En el último partido, Sergio González sorprendió con una alineación peculiar, donde llamó la atención las ausencias de Kiko Olivas y Ben Arfa. Salió también con Raúl Carnero como segundo lateral izquierdo, algo novedoso y que tampoco salió mal.
El equipo fue muy sólido atrás, exceptuando algún error individual, como el penalti de Salisu. Concedió pocas ocasiones al rival, y Masip apenas tuvo que tirarse al césped. La ocasión más peligrosa, de hecho, fue causada por un rebote en Salisu que salvó el guardameta catalán.
Los habituales problemas con el gol se esfumaron con un gol en el minuto dos, fruto de un fallo del Leganés. Esta acción tranquilizó al equipo, que ya se veían por delante, y que al mantener la portería a cero ya le valía para llevarse los tres puntos. Así lo hicieron hasta el gol de penalti de Óscar, pero al cual se adelantó Alcaraz con una gran jugada de gol entre Ünal, el asistente Óscar Plano y el goleador. La victoria fue suya.
Aun así, hará falta que aparezcan otros futbolistas, sobre todo en el medio campo, que aporten más ofensivamente. En los siguientes encuentros, los rivales exigirán más a los blanquivioletas, que no podrán depender solo del gran nivel defensivo.
Además, dada la alta exigencia del calendario, Sergio deberá hacer más uso de los cambios. En Butarque solo realizó un cambio antes del minuto 80. Puesto que esta semana hay otras dos jornadas más, las rotaciones serán clave en el equipo. Será primordial evitar las lesiones musculares entre los jugadores más habituales.
Por último, hay que destacar el mérito del entrenador, Sergio, muchas veces criticado por su fútbol poco creativo y más aburrido. Es un estilo de juego que está siendo muy efectivo. Lo lleva ya tiempo demostrando, y es capaz de lograr los objetivos del club sin ser entretenido para el público.