El Girona solo ha sumado 1 victoria desde el regreso a la competición y sigue sin levantar cabeza
El Girona arrancó la temporada con el objetivo del ascenso directo entre ceja y ceja. Pero pasaron las jornadas, y los entrenadores, y ese objetivo se fue rebajando. Regresar a Primera sigue siendo la meta principal, pero ahora el camino pasa por el playoff. Con 52 puntos, a nueve del segundo clasificado, lograr el ascenso directo es prácticamente imposible. El play-off también se está complicando, y por este motivo, ¿Cómo se explica el desplome del Girona en este regreso?
Equipo sin reacción
Desde el regreso a la competición, el Girona tan solo ha logrado ganar un partido y meter dos goles a favor. Los rivales los cuales se ha enfrentado hasta el momento, parecían asequibles y fáciles de ganar, pero la realidad ha sido distinta y el Girona le ha costado mucho generar peligro y sacar buenos resultados. Tanto es así que nombres como Stuani, Borja o Granell no aparecían mentalmente en los partidos, y otros como Gallar se quedaban directamente en la grada sin jugar. La imagen de Pep Lluís Martí se iba empeorando al paso de las jornadas. El equipo no reaccionaba y sin motivo ninguno, se veía incapaz de tirar adelante los partidos.
Aires nuevos
Es evidente que el Girona ha de mejorar el ritmo de puntos sumados en los últimos partidos, tanto es así que han cambiado el entrenador. Y es que en el mejor de los casos el equipo debe ganar la mitad de los partidos que le quedan. Unos puntos (61) que ni mucho menos aseguran un sitio en el playoff, pero que son el mínimo para estar en la pelea. Rivales como Almería, Zaragoza o Cádiz deben pasar aún por Montilivi, y la situación no es nada favorable.
En cuanto al ascenso directo, aunque aún sea matemáticamente posible, está virtualmente descartado. El Girona debería ganar prácticamente todos los partidos que le quedan y sus rivales perder más de lo previsto. Las cosas tienen que cambiar mucho, y veremos si con Francisco al mando da frutos y funciona.