Mikel Oyarzabal fue el artífice del empate de la Real Sociedad en Mestalla el pasado sábado. Su gol en el 101′ salvó un punto en tierras valencianas.
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El extremo eibarrés se vistió la élastica txuriurdin tras un verano movido, ya sea por el magnífico europeo o por el revuelo que causaron los rumores de su posible marcha al Manchester City de Pep Guardiola. Ajeno a todos estos temas, el joven atacante volvió a mostrar su lado más “líder”, llevando al equipo a puntuar en un estadio complicado como lo es el de Mestalla.
La veteranía o liderazgo que tan bien caracterizan a Mikel Oyarzabal reaparecieron en la tarde del sábado en la capital del Turia. Cuando más lo necesitaba el equipo, ahí estuvo la estrella de la Real Sociedad, el capitán sin brazalete que ya lleva despuntando en La Liga un par de años. Llama la atención que con su temprana edad, su figura signifique tanto para un club historíco como el conjunto txuriurdin.
No es de extrañarse que en este mismo club se le de una especial importancia a los canteranos, y con razón. Pero sí que es llamativa la fuerza con la que Oyarzabal se ha asentado como el jugador más valioso y prestigiado del club, a parte de ser la viva imagen de la Real Sociedad. Su más que evidente evolución en este último año han esperanzado a la afición y, si antes ya había una gran confianza depositada en él, ahora aún más.
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Pero si hay algo que se le da bien a uno de los capitanes del equipo, es el devolver la confianza que le transmite tanto el entrenador, compañeros o la afición. En el caso del sábado, fue mediante un gol transformado en el último minuto de juego, mientras la Real perdía en el campo del Valencia. Sangre fría, liderazgo y valentía. Su tanto valió para que el equipo puntuase en un estadio complicado, convirtiendose así en el héroe de la tarde para la afición txuriurdin.
Un chollo en el mercado
Un jugador tan decisivo no podía pasar desapercibido en el mercado estival. El caso de Mikel Oyarzabal dió que hablar principalmente cuando el Bayern de Munich se lanzó a por Leroy Sané. Esto desencadenó una serie de posibles fichajes en los que el eibarrés se veía entrometido. Aunque su postura siempre ha sido la de seguir creciendo en casa, existía cierta inseguridad en las oficinas de Anoeta, ya que el conjunto inglés podía haber abonado su claúsula de rescisión en cualquier momento.
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No obstante, la tensión de esos últimos días en el mercado inglés desapareció rápidamente. Además, la semana pasada Mikel compareció en rueda de prensa donde afirmó que continuará su andadura en el equipo de su vida:
En ningún momento he dicho que me quiero marchar. Quiero estar aquí y dejar a la Real en lo más alto.