En estos momentos, al hablar de buen fútbol, se nos hace inevitable acordarnos de esta Real Sociedad que tanto está embelleciendo la competición.
Hay equipos que pueden encadenar una larga racha de victorias sin apenas merecimiento, o ganar por simple inercia, pero con total seguridad se puede decir que la Real Sociedad no es un equipo de esos. Que el conjunto txuriurdin gane, no es casualidad. Y en este caso, la afición “realzale” y el club deberían estar satisfechos por esta situación en el que la Real es un simple cúmulo de buenas sensaciones.
Unas sensaciones que llevan a pensar o imaginar uno de esos “escenarios imposibles” que tanto se añoran a final de año. La Champions League, entre ellos. Algo que al fin y al cabo se ha convertido en simple utopía para una afición que ha perseguido ese sueño desde la temporada 13/14. Sin embargo, desde el club se ruega máxima tranquilidad y paciencia en cuanto a objetivos a largo plazo; no obstante, se percibe una harmonía que estos últimos años no ha existido en el entorno del cuadro vasco, y que hace que el aficionado vuelva Anoeta cada domingo de fútbol.
Y sí, hay ambición. Esa pizca de “hoy ganamos seguro” que tanto ha añorado el club donostiarra, esa convicción, ese espíritu de lucha y sacrificio que por momentos ha parecido desvanecerse. Todo esto combinado con el buen fútbol, la clase y la elegancia de unos jugadores que han pasado de jugar un simple partido de fútbol a embellecer y hacer disfrutar de este deporte que a veces tantas desgracias nos da.
El descaro de Mikel Oyarzabal, la pegada de Portu, la explosividad de Martin Ødegaard, las pinceladas de un Mikel Merino que hace del balompié una obra de Picasso. La garra de los Guevara, Elustondo, Zaldua, que tienen el orgullo y el sentimiento de pertenencia de el escudo que portan en el pecho.
Y siendo sinceros, es imposible adivinar qué será de esta Real a final de temporada. Por eso es tan importante valorar lo que está haciendo y logrando el equipo a estas alturas. Competir, ganar y repartir alegría por todos los rincones de Gipuzkoa. A veces es duro que la autoestima de una persona dependa del fútbol, pero hay una cosa innegable: si eres de la Real Sociedad, debes estar muy feliz.