El Mundial de Corea del Sur y Japón de 2002 coronó a Brasil como la selección más laureada de la historia, con 5 títulos mundiales.
La selección brasileña completó su decimosexta participación consecutiva en un Mundial desde que se inaugurara en 1930, en Uruguay. Por aquel entonces Francia era la vigente campeona, pero la canarinha llegaba como la principal candidata a ganar el campeonato. De la mano del entrenador Luiz Felipe Scolari, Brasil contaba con una generación repleta de jugadores de primer nivel mundial: Ronaldinho, Cafú, Rivaldo, Edmílson, Roberto Carlos o Ronaldo eran sólo algunas de las maravillas que la verdeamarelha se llevó convocadas a tierras asiáticas.
Scolari impuso un sistema 4-3-3, en el que sus jugadores tenían grandes libertades de movimiento en juego, y es que no se puede encerrar a un león en una jaula. Marcos fue el portero titular por delante de Dida y Rogério Ceni, el portero de los más de 100 goles. En defensa, Lúcio y Junior conformaban la pareja de centrales, y Cafú por la derecha y Roberto Carlos por la izquierda ocupaban los laterales. En el medio campo Kléberson, Gilberto Silva y Edmílson hacían de proveedores para que los tres atacantes hiciesen las delicias de todos los espectadores. Ronaldinho, Rivaldo y Ronaldo formaron una delantera de ensueño, la cual nadie en aquella Copa Mundial fue capaz de frenar.
Brasil clasificó como tercera en las eliminatorias de CONMEBOL, por detrás de Argentina y Ecuador. Un balance de 9 victorias, 3 empates y 6 derrotas les bastó para apuntarse a la cita mundialista. Allí tuvo que enfrentarse a Turquía, Costa Rica y China en el grupo C de la competencia. En su primer encuentro ante los otomanos, sufrieron para llevarse la victoria al haber recibido un gol al filo del descanso. Ya en la segunda mitad, Ronaldo y Rivaldo le dieron la vuelta al marcador para sumar los primeros tres puntos de la Seleçao. La segunda cita, ante China, fue todo lo contrario. Roberto Carlos con un escandaloso gol de falta y Rivaldo y Ronaldinho con sendos goles dejaron a China noqueada en la primera mitad. Ronaldo acabó por cerrar la goleada y la clasificación matemática para los octavos de final. El último partido ante Costa Rica fue un intercambio de golpes en el que un doblete de Ronaldo en los primeros instantes y una media chilena espectacular de Edmílson daban ventaja a los sudamericanos. Pero los ticos no se rindieron, y acabaron por acortar distancias hasta lograr el 3-2. Pese al esfuerzo de los costarricenses Rivaldo y Junior firmaron el 5-2 final y el pleno de victorias.
En octavos Bélgica se cruzó en su camino. El arquero brasileño Marcos tuvo que intervenir para salvar a su equipo en numerosas ocasiones alrededor del partido, ya que los belgas salieron mucho más enchufados que su rival y los pusieron en verdaderos aprietos. Aún así, la magia salió de las botas de ‘Dinho’, que le puso a Rivaldo el gol en bandeja con una genial asistencia culminada con un golazo desde fuera del área. La puntilla la puso ‘O Fenómeno’ Ronaldo. En cuartos les esperaría Inglaterra. Los ‘Three Lions’ presentaban la mejor defensa del torneo con sólo un gol en contra, y un estado de forma magnífico. Pero se encontraban ante el mejor ataque, lo que les acabó pasando factura. Michael Owen abrió el marcador para el cuadro británico aprovechando un error de Lúcio, pero tras una gran cabalgada desde medio campo de Ronaldinho, Rivaldo puso el empate. El propio Ronaldinho daría la victoria a su selección después de sorprender a Seaman con una falta para los libros de historia. La última parada antes de la final la jugaron ante Turquía, que sorprendió a todos avanzando hasta las semifinales, y que volvería a medir fuerzas ante Brasil. Pero el resultado no variaría, y es que tras asediar durante todo el partido la portería defendida por Rüstü, Ronaldo consiguió batir al portero del Fenerbahçe con un genial ‘punterazo’.
La final la disputarían Brasil y Alemania el 30 de junio de 2002 en el Estadio Internacional de Yokohama. Conjuntos a parte, el morbo estaba servido con el choque de trenes entre el delantero brasileño Ronaldo Nazário y el guardameta alemán Oliver Kahn, quienes en aquel momento estaban considerados los mejores jugadores del mundo en sus respectivos puestos. Luego de un partido muy apretado, Kahn dejó un balón muerto en el área pequeña después de no detener correctamente un ‘chut’ de Rivaldo, el cual Ronaldo introdujo en el fondo de las mallas para poner a Brasil por delante. Y el propio Ronaldo pondría el 0-2 final con un balón pegado al palo, imparable para el ‘Titán’.
Así fue como Cafú levantó la quinta Copa Mundial de Brasil al cielo de Yokohama, estableciendo así la marca a superar por las demás selecciones, la cual hoy en día sigue en pie y sólo la propia Alemania e Italia parecen capaces de alcanzar con 4 copas en su casillero. Sin duda, se trataba de uno de los mejores combinados nacionales en la historia del país, el cual supo gestionar el talento individual para crear un bloque, formando un grupo ganador que pasó a la historia como el grupo que consiguió la quinta estrella carioca.