La selección holandesa dejó mucho para el fútbol, pero nunca fue recompensada con el título más importante a nivel de selecciones.
Alrededor de 13,5 millones de personas habitaban Países Bajos en 1974. Entre todos esos, dieciocho fueron los que se ganaron la atención de todo el planeta entero. Los que a día de hoy son conocidos como integrantes de La Naranja Mecánica liderada por el gran Johan Cruyff.
Holandeses… Quien iba a pensar que un país como Holanda iba a conseguir llegar tan lejos en el mundo del fútbol ese año. Los neerlandeses parecían estar bendecidos por dios, tenían muy buen juego, eran una buena piña, con una plantilla espectacular y hacían todo bien. No les importaba perder, si al final hacían entretener al aficionado, porque ellos también lograban divertirse jugando a un juego, como lo es el fútbol, preferían perder 5-4 que empatar 0-0. Este era el equipo que todo lo podía hacer. Aunque pareciese todo tan bonito, no obtuvieron el mayor premio que podría tener una selección como tal, y perdieron las finales de los mundiales que disputaron en el 74 contra República Federal de Alemania y en el 78 contra la Argentina de Kempes.
La Naranja Mecánica, que empezó y creció gracias a Johan, tuvo una etapa preciosa en la que encantó a todo el mundo por su manera de jugar, después de tener una época muy mala en el fútbol holandés donde parecía que cualquier juvenil era mejor que cualquier equipo de primera división. Pero desde que apareció la estrella del Ajax, FC Barcelona y PSV Eindhoven, se cambió la manera de ver el fútbol. Los holandeses, frente al fútbol que había en esa época, tan cerrado, tan fuerte, en donde se prefería ganar sin espectáculo, consiguieron cambiar el fútbol, además de poner a Holanda en el mapa como una selección capaz de cualquier cosa.
Entonces, Johan Cruyff, llegó a ser uno de los mejores del mundo y consiguió junto con toda la selección, cambiar el fútbol. Cambiaron todo desde que jugaron en 1974 en el Mundial de Alemania. Hicieron verse en todo el mundo, con defensas, porteros, centrocampistas y delanteros que sabían cómo jugar al fútbol, y dar pases en condiciones, por lo que eran capaces de jugar en cualquier posición del campo, jugadores como el delantero Keizer, el centrocampista Neeskens (que más tarde jugaría en el Barcelona con Cruyff), el defensor Ruud Krol e incluso el portero, Piet Schriver sabían jugar con los pies.
A esta plantilla como a todo buen equipo se le sumaba un gran entrenador como lo era Rinus Michels (que compaginaba el Barcelona con la selección holandesa), quien supo manejar la plantilla gracias a su manera de ver el fútbol, para que no hubiese envidias entre los compañeros, quitando importancia a quien llevase el brazalete. Supo hacer que cada jugador estuviese centrado en el juego, e hizo que cada uno cumpliese su función en el campo sin quitarles la libertad. Iban todos a una, defendían juntos, atacaron juntos, mezclaban individualidades y equipo, sabiendo las carencias de cada uno se llenaban con las cosas buenas de otros, y supo montar el equipo perfecto para ese mundial, en el que presionaban a matar los que más cerca estuvieran en la salida del balón rival, y cuando tenían el esférico jugaban en el campo rival, buscando romper la defensa contraria.
El equipo, que en la primera fase consiguió 5 puntos tras ganar dos partidos y empatar otro, y en la segunda fase ganar los tres partidos (en aquella época las victorias te otorgan 2 puntos y el empate 1), les tocó enfrentarse a Alemania en la final, en la que no consiguieron mantener la ventaja que tenían gracias al gol de penal de Neeskens. Los alemanes acabaron remontando el marcador, dejando un 1-2 final con los goles del legendario Gerd Müller y el penalti de Paul Breitner.
En esas clasificatorias los holandeses se enfrentaron a selecciones de un nivel enorme. En la primera fase jugó contra Suecia (0-0), Bulgaria (1-4) y Uruguay (0-2) y en la segunda fase contra Brasil (2-0), Alemania Democrática (0-2) y Argentina (4-0). Todas repletas de jugadores de una calidad espectacular, contra los que no perdieron ni un solo partido.
Con ello consiguieron dejar un legado para los jugadores de fútbol neerlandeses, que más tarde iban tomarlo, para conseguir triunfos como la Eurocopa del 88 o el subcampeonato en el Mundial de 2010.
Por otro lado, opacado por el conjunto naranja hubo otro equipo en 1974 que brillaba por su juego, ese era Polonia, que después de por perder contra la todopoderosa Alemania federal de Beckenbauer y verse relegado al segundo puesto en la segunda fase del campeonato quedó tercera en el mundial, después de ganar 0-1 a Brasil, pero de esta Polonia ya hablaremos otro día…