La vida profesional de Iñigo Córdoba ha dado un giro de 180 grados. El jugador nacido en Bilbao ha pasado de ser un descarte para Gaizka Garitano, a jugar de titular.
En esto del fútbol las dinámicas de los jugadores pueden cambiar de un día para otro. Esto lo ha experimentado Iñigo Córdoba en sus propias carnes. El extremo del Athletic Club había pasado mucho tiempo -por decisión técnica- alejado de los terrenos de juego, sin que el entrenador le diera ninguna opción de resarcirse. El bilbaíno llegó a estar dos meses y medio alejado de la escena liguera.
Esa vuelta a la titularidad la hizo frente al Villarreal en San Mamés (1-0). Lo hizo de la mejor manera posible, aportando en defensa pero también en ataque. Gaizka optó por él para completar el once, y su trabajo y compromiso no pasó desapercibido para el míster. Lo que hizo que volviera a jugar contra el Granada en la vuelta de las semifinales de la Copa (2-1). En ese encuentro no apareció tanto, aunque hizo el trabajo ‘sucio’ ofreciendo espacios a sus compañeros y dejándose la piel en cada disputa.
El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, Córdoba fue titular una vez más. El mejor partido desde que volvió: anotó un gol y dio una asistencia a Raúl García (1-4). Después de esos tres encuentros siendo titular, el jugador ve luz al final del túnel.
Gaizka Garitano compareció ante los medios al final del encuentro en Zorrilla y dejó claro su punto de vista sobre la situación del jugador: “No me puedo alegrar más por Iñigo. No está mal que este tipo de jugadores que suman tanto aparezcan en la foto para marcar un gol. Es un premio para él“. Añadió que tal vez fue “injusto” con él, pero que es un jugador que suma y suma.
Iñigo Córdoba ha dejado atrás esos tiempos oscuros donde no olía el césped de un estadio. Ha conseguido cambiar los pitos por aplausos. Le ha dado la vuelta a la tortilla.