Puede parecer algo raro, de hecho lo es, pero en esta ocasión tanto fútbol como religión van de la mano. Os voy a narrar la curiosa historia de este modesto club, llamado Avellino.
Muchas veces se dice eso de «ni política ni religión se mezclan con el deporte». Una frase a la que razón no le falta, pero en esta ocasión nos la vamos a saltar. Esta historia lo merece, ya veréis el porqué.
El Avellino es un modesto club del sur de Italia que está muy acostumbrado a ser un equipo ascensor, de división en división. Y es que la leyenda cuenta que este equipo asciende con cada cambio de Papa. Puede parecer algo imposible, pero es una de las mayores coincidencias en la historia del fútbol.
Toda esta anécdota comenzó con el periodista Víctor Gómez Muñiz, el cual empezó una investigación a fondo sobre el Avellino. Él mismo encontró como origen el año 1958, ya que en octubre de ese año Juan XXIII fue nombrado nuevo Papa. Justo en esa temporada 1958/59, el Avellino logró el ascenso a la Serie C.
No obstante, el equipo biancoverdi no duró más de una temporada en la Serie C. Pasaron los años, hasta junio de 1963. Por esas fechas Pablo VI se convirtió en el nuevo Papa, y como te podrás imaginar el Avellino ascendió nuevamente. Regresaron a la Serie C y la ciudad no podía estar más contenta con sus jugadores.
Llegados a este punto puede parecer mera coincidencia, pero ahora verás lo mágico de toda esta historia. Tras el nombramiento de Pablo VI, hubo que esperar más de 10 años para ver un cambio de Papa. En 1978, hubo hasta tres nuevos pontífices, primero por la muerte de Pablo VI, el elegido Juan Pablo I, su muerte y el siguiente Papa Juan Pablo II.
Fueron muchos los cambios en el Pontificado, por eso mismo algo grande tenía que suceder en Avellino tras tanto cambio. Así es, durante ese año tan convulso en Roma, el Avellino consiguió el mayor logro de su historia, ascender a la Serie A de la mano de Paolo Carosi.
Juan Pablo II permaneció como Papa durante muchos años. El Avellino cambió de categoría en varias ocasiones con él como Papa. Sin embargo, en abril de 2005, el alemán Joseph Ratzinger fue nombrado Benedicto XVI. Supongo que ya intuyes lo que viene ahora. Y sí, no te equivocas, porque en la temporada 2004/05 el Avellino ganó en los play-off al Napoli y ascendió.
En marzo de 2013 se encuentra el último capítulo de esta curiosa historia. Benedicto XVI decidió abandonar Roma por problemas de edad. De esta forma, Jorge Bergoglio se convirtió en Francisco I. En Avellino se avecinaban buenos tiempos, pues el equipo finalmente ascendió a la Serie B.
Además, consiguió su primer título, la Supercopa di Lega Pro, una competición creada en los años 2000 en la que sólo participan los equipos de la Serie C. Una copa de menor nivel, pero que cuenta como título en las escasas vitrinas del club italiano.
El Avellino también conseguía ascensos sin un cambio de Papa, eso está claro. Pero lo mágico de todo esto es ver como los Papas se suceden y el Avellino casi celebra ya su ascenso. Los aficionados del modesto club ya estarán deseando ver como llega un nuevo pontífice a Roma. Razón no les falta, pues parece que casi se hace aposta.
Fútbol y religión decidieron unirse en esta curiosa historia para lograr una de las mayores coincidencias de este bello deporte. Aunque como dicen algunos: «el fútbol es la religión del siglo XXI».