Llegado en verano al Newcastle, Saint-Maximin está siendo una de las sensaciones de “las urracas”
23 años. Francés. 1’73m de altura y con un tren inferior muy potente. Un pelo con mechas rubias y una forma muy peculiar. Y una cinta de Gucci en la frente. Esta es la descripción de Allan Saint-Maximin, la gran sensación del Newcastle United esta temporada.
De hecho, alguna de las personalidades del fútbol, han hecho declaraciones muy interesantes sobre el jugador de la Urracas. Como es el caso de Mario Ballotelli: “Allan Saint-Maximin puede acabar en un club como el Real Madrid”.
Allan Saint-Maximin llegó a Newcastle procedente del OGC Niza por unos 18 millones de €. En Francia, pese a que tuvo grandes actuaciones, siempre había sido acusado de no tener la cabeza centrada en el fútbol al 100%, y de que era un jugador con una toma de decisiones terrible. En definitiva, se decía que era un jugador que buscaba más la estética y la galería antes que la efectividad.
Pero desde que aterrizó en St James’ Park, el francés parece otro jugador. Sus números en Premier no son nada malos, pues suma 3 goles y 2 asistencias, y que tiene un 66% de acierto en el regate. Prácticamente un extremo puro, Saint-Maximan destaca por su velocidad y capacidad regateadora. Siempre que le llega el balón, busca el desborde individual, ya sea por fuera o por dentro. Pero lo que más ha llamado la atención de él, además de su estética y personalidad, es que parece usar sus regates más como un recurso útil para saltar líneas, que para adornarse.
Con su fortaleza física y su habilidad, Saint-Maximin es un auténtico peligro para las defensas rivales. A todo esto está sumando una capacidad asociativa y de finalización que nunca se le había visto, algo muy positivo para el Newcastle dado que junta jugadores tan combinativos como Joelinton o Almirón con el francés.
Si todo sigue su curso, la próxima temporada en Newcastle puede ser muy prometedora. Por la más que posible llegada de inversión saudí, y porque jugadores como Saint-Maximin seguirán creciendo. Porque con el francés, el desborde y el carisma están garantizados.