El doblete de anoche, fue una demostración más de su hambre por ser importante en el sistema de Ronald Koeman
En cuestión de un mes, el rumbo del Barça parece comenzar a estabilizarse de nuevo. El flamante (1)-4-2-3-1, las salidas de los pesos pesados y Ronald Koeman bajo los mandos, son los principales motivos de ello. Aquella humillación sufrida en Lisboa frente al conjunto teutón, fue muestra del desorden que padece la entidad.
La chispa que faltaba
El Barcelona ha desparramado una infinidad de millones en futbolistas de talla mundial que finalmente no terminan de cuajar. Los culés tocaron la cúspide del fútbol mundial gracias a futbolistas de su filial; ya sea Iniesta, Xavi, Busquets, Piqué o el mismo Leo Messi. Sellaron una década dorada sin apenas invertir en incorporaciones y siguiendo una filosofía, que a día de hoy parece estar olvidada.
Por ello, Ansu con el recital de anoche dio a entender que hasta un chaval criado bajo la elástica blaugrana, puede hacer mucho más que un jugador de más de 100 millones de euros. 17 años y ha tirado la puerta abajo desde el primer momento. Apenas ha necesitado tiempo para demostrar que es un diamante en bruto y que el futuro gira en torno a su figura. Al igual que Ansu, está Riqui Puig, Monchu, Araújo, entre otros.
Año de consagración
Estamos posiblemente ante la última campaña de Messi como futbolista del FC Barcelona. Por consecuente, una década de éxitos se dará por concluida y comenzará un relevo generacional similar al de Ronaldinho con Leo. El desparpajo del hispano-guineano es impropio de un futbolista de su edad y el club debe de saber gestionar dicha presión para no ofuscar su carrera.
Los destellos del anterior curso se están convirtiendo en una realidad. Aquel chico que entró al Camp Nou con el dorsal ‘31’ y sin delanteros de la primera plantilla, es el mismo que quiere brillar esta temporada con el ‘22’ a su espalda. Nuevo número, nuevo proyecto y una nueva oportunidad de seguir haciendo historia.