El equipo de la Gran Manzana lleva casi 50 años sin un anillo y más de 20 sin unas finales
La NBA es caracterizada por ser una liga de cambios, si es bien equipos que hace unos años aspiraban a todo, ahora ni siquiera pelean por playoffs. Muchos de estos están en medio de las llamadas «reconstrucciones«, que no son más que cambiar el bloque del equipo por alguna circunstancia y apostar por el draft para conseguir elecciones altas y por tanto jóvenes con potencial para dominar esta liga.
El mejor ejemplo que hemos visto en los últimos años, han sido los 76ers, que bajo el lema «Trust the process» (Cree en el proceso) han conseguido cambiar el famoso 10-72 de la temporada 2016 a un 51-30 de la temporada 2019, forzando a un 7º partido a los que serían campeones.
Pero, ¿qué le pasa a los Knicks?
El equipo de la Gran Manzana lleva casi 50 años sin un anillo y más de 20 sin unas finales, y es verdad que esta frase no les hace justicia del todo, ya que el gran momento de Patrick Ewing tuvo que compartirlo con los Bulls de Jordan, y cuando este se retiró (tanto la 1º como la 2º) los Knicks alcanzaron las finales.
Tras la retirada del pivot, los de Nueva York quedaron unos años sin rumbo, intentando pelear por entrar playoff sin renunciar a empezar todo de nuevo. Tras ello, Isaiah Thomas se puso al mando de la presidencia de la franquicia, incluso más tarde en el puesto de entrenador al mismo tiempo. Nada salió bien en su mandato, con un momento culmen de tragedia con un 23-59 en la temporada 2007-08.
Tras la destitución del que fuera la estrella de los Bad Boys, de la mano de Donny Walsh como presidente y Mike D’Antoni como entrenador, comenzaron con la primera reconstrucción de los Knicks de los últimos años. Esta consistió en ir eligiendo en posiciones altas del draft mientras liberaban espacio salarial para la agencia libre de 2010, e intentar traer a una super estrella de las que quedaban libres aquel verano.
La reconstrucción de 2010
Llegó 2010 y los Knicks preparados para ofrecer un contrato máximo a estrellas que quedaban libres. Las más atractivas, Lebron, Wade y Stoudemire. Y aunque hubieron durante todo el verano fuertes rumores del fichaje de Lebron James, este firmó por los Miami Heat junto a Wade y los Knicks tuvieron que «conformarse» con Stoudemire.
En 2011 los Knicks estaban buscando la estrella que complementara el equipo y los Nuggets estaban dispuestos a dársela. Carmelo Anthony, una joven estrella, nacida en Nueva York, llegó a la franquicia con ganas de hacer historia.
Y no les fue mal, pero tampoco bien. Consiguieron 3 años de playoffs seguidos, tras haber estado 10 años sin participar en ninguno. Los buenos complementos como JR Smith o Jeremy Lin ayudaban a las estrellas a pelear por el anillo, pero nunca consiguieron alcanzar ni siquiera unas finales de conferencia.
De mal en peor
Y tras ello, jugadores importantes se fueron. Llegó Andrea Bargnani, el que fue número 1 del 2006, pero tuvo un rendimiento decepcionante y la mala química entre las estrellas se vio reflejada en un 37-45 que los dejaría de nuevo fuera de playoffs.
La siguiente temporada fue desastrosa. Llegaron a encadenar 16 derrotas seguidas y la campaña 2014-15 terminaba con el que era el peor récord de la historia de la plantilla, 17-65. La salida de Stoudemire y el número 4 del próximo draft, le daba paso a una nueva reconstrucción.
Porzingis, rayo de ilusión
Fue entonces cuando Phil Jackson, encargado de las operaciones del equipo, sorprendió a todo el mundo escogiendo al letón Kristaps Porzingis y provocando abucheos y críticas por los aficionados de Nueva York. Eso sí, el «unicornio» cayó rápidamente las bocas en el Madison, aunque no sirvió para acercar a su equipo a la fase final de la temporada.
En 2017 Carmelo, que llevaba siendo la estrella de estos últimos años, exigió el traspaso y tras negociaciones con Cavaliers y Rockets, fue traspasado a Oklahoma para jugar en los Thunder. En Porzingis recayeron las esperanzas de la franquicia. Se unieron a él Knox y Mitchell Robinson en el draft de 2018.
Las cosas siguen sin funcionar
Porzingis sufrió una lesión de larga duración. Y eso, sumado a los rumores que hablaban de que estaba forzando su traspaso, que se produciría a principios de 2019 en dirección a Dallas Mavericks, desencadenaría otra temporada nefasta, igualando el 17-65 de unos años atrás.
Esta temporada comenzaba con Rj Barret (número 3 del último draft) como la nueva apuesta para dirigir el barco y mucho espacio salarial para atraer a agentes libres, pero finalmente ninguna de las super estrellas que pretendían aceptó vestir la camiseta de los Knicks. Terminaron esta peculiar temporada con un balance de 21-45.
Tras ello, el propietario ha decidido cambiar de nuevo tanto de entrenador, como de jefe de operaciones, con la esperanza de al fin estos puedan acabar con lo que parece una eterna reconstrucción de los Knicks.