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Messi y el hombre libre

Leo Messi dejó una nueva imagen para el recuerdo ante el Dinamo de Kiev, aunque esta vez han nacido críticas en donde antes había halagos

Minuto noventa y dos de partido. El FC Barcelona de Ronald Koeman (la peor de todas sus versiones, de hecho, desde que comenzó la presente campaña) se aferraba a una victoria por la mínima, en un pésimo partido, en uno de esos días que duelen y no dejan dormir. El equipo, consciente de que los tres de tres en Champions valen oro, se aferra a un clavo ardiente para llevarse la victoria al casillero. No pasaba lo mismo con Messi.

En esos mismos instantes, en paralelo y como si fuese parte de algún otro mundo (de hecho, a veces parece serlo), Messi se desentendía de la situación. Uno de los centrales del Dinamo de Kiev (si no me falla el instinto, Denys Popov, aunque admito no ser un fiel experto en fútbol ruso) recibía un balón desde la banda que desataría la polémica. El primer instinto del jugador fue atacar la marca de presión del argentino, quien residía más allá del medio campo. Y el ucraniano no falló.

Atacó el espacio que teóricamente debía estar ocupando Messi, y éste dejó pasar al futbolista con total tranquilidad casi hasta la zona de tres cuartos. En el 92’, en una zona donde podría haber colgado un balón al área sin problemas. La imagen no enfada: asusta. Por la actitud de Leo y por lo poco que parece estar metido en el equipo. Pero no es algo nuevo.

La jugada ha levantado las críticas de expertos y no tan expertos

No es algo nuevo cuando se trata del mejor jugador del mundo y de la historia de este deporte, y cuando este puede decidirte partidos cuando tiene el balón en los pies. Griezmann se deja la vida en defensa, sí. ¿Te ha resuelto algún partido hasta la fecha? Uno, dos a lo sumo.

Messi lleva haciéndolo quince años en este mismo equipo que ahora le desgasta y le deja mentalmente seco. Hay puntos ilusionantes en este Barça de Koeman, no se puede negar, pero falta mucho. Y las ganas de Messi son una de esas cosas que, todavía a día de hoy, no se hallan en Can Barça.

La sensación de pasotismo y derrotismo por parte de un jugador que debería querer ganarlo todo desataron la locura y los comentarios críticos en redes. Por ejemplo, los del periodista Sique Rodríguez: “Koeman ha dicho que si presionamos tenemos que presionar todos. ¿Quién es el que no presiona? Messi”. También apoyó el comentario Manu Carreño, quien indicó que “Estoy convencido de que Koeman es el primero que no le pide a Messi que presione”.

Nunca olvidemos que Leo y el fútbol van de la mano. Como diría Xavi, “el objetivo es dotar a Messi del espacio y tiempo necesarios para que aparezca”

Y este último comentario es lógico. Como decíamos antes, Leo es Leo. Mucho Leo. Hay tanto fútbol en sus botas como el que Maldini ha podido llegar a ver en toda su vida. Incluso más. No es posible calificarle o definirle. Asusta, enfada y entristece verle así. Y quizá lo mejor, tanto para él, como para Griezmann y como para Coutinho, era dejarle ir. Sanear la salud psicológica, ante todo, de este club. Pero está aquí, y creo que todos (los culés) queremos verle bien.

Y si hay una forma de verle jugar su mejor fútbol, esa es reservándole para que, cuando toque, en determinados momentos dé puro fútbol, dé pura magia, dé conexión entre futbolista y balón, dé esas carreras en las que la lleva pegada con ‘loctite’ a las botas, nos haga disfrutar otra vez como niños.

Quién sabe si llegará alguien más como él. Quizá sea el último de esos futbolistas ‘con duende’ para dejar paso a un fútbol de máquinas de élite. Disfrutemos de él. Dejémosle hacer. Que si de algo sabe Leo, es de fútbol.

El hombre libre en presión no lo salvará Leo: él es el que debe serlo. Como decía Xavi Hernández: démosle espacio. Démosle tiempo. Si alguien puede salvarnos, sabemos quién es.

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