En los tiempos de Di Stéfano o Kubala, vestir la camiseta rival no era un pecado, ni mucho menos, pues estas acciones incluso se aplaudían
Qué pensaríamos ahora si viéramos a nuestros mejores jugadores vistiendo la camiseta del máximo rival. Lo más probable es que la gente les dijera de todo menos cosas bonitas. Sin embargo, las cosas no siempre fueron así. Antes la deportividad estaba por encima de toda rivalidad.
Un gran ejemplo de lo que estamos hablando fue Alfredo Di Stéfano, aquel jugador que marcó un antes y un después en la historia del Real Madrid. Gracias a su talento, el equipo merengue pasó de ser un equipo grande a un conjunto de leyenda y enorme a nivel internacional. No obstante, el fichaje de Di Stéfano tuvo ciertos matices.
Él no era jugador de Millonarios en su momento, pero tenía los derechos corporativos con River Plate. Del conjunto argentino terminó saliendo por una huelga de jugadores. El FC Barcelona inició las negociaciones con River, pero los merengues con el Millonarios. Ahí empezó la verdadera lucha por el astro argentino. Es curioso que, en un principio, Di Stéfano iba a ser jugador del Barcelona, posando con Kubala en una entrevista y llegando a vestir la camiseta de la selección catalana, pero su debut en la ciudad condal nunca llegó. La FIFA dictaminó que Di Stéfano debería jugar una temporada con los blancos y otra con los culés.
Sim embargo, este cambio nunca llegó a producirse, pero sí que pudo volver a vestir la camiseta del Barcelona. Con toda esta historia quería llegar a este mismo punto. Antiguamente no estaba mal visto que las principales estrellas de los equipos jugaran partidos amistosos con otro club. Los principales motivos eran para homenajear a jugadores o, simplemente, para hacer taquilla y obtener ciertas ganancias por ver a los mejores jugadores del mundo.
El propio Di Stéfano, cuando ya llevaba dos años bien curtido como jugador merengue, disputó un partido con el Barcelona en un partido contra el Vasco Da Gama de Brasil. Y esa no fue la última vez, pues unos años después se volvería a enfundar la elástica blaugrana en un homenaje a Kubala en el Camp Nou. Curiosamente, Puskás también participó en aquel amistoso, siendo una imagen realmente impactante. Dos de las mayores estrellas en la historia del Real Madrid vistiendo la camiseta del máximo rival como si nada.
Si has llegado hasta aquí y te ha parecido poco, agárrate que viene más, porque Di Stéfano era un rebelde. El argentino también se llegó a poner la camiseta del Atlético de Madrid, el otro rival y vecino acérrimo de los blancos. Lo hizo, junto a Molowny y Oliva (compañeros de equipo), en un partido en homenaje a Escudero. Aquella tarde los espectadores pudieron ver también a Kubula vestir los colores blancos del Real Madrid. Totalmente surrealista.
Cuando lees estas cosas te das cuenta de todo lo que han cambiado las cosas. Un deporte mucho más noble, donde los colores eran eso, simples y llanos colores. Los jugadores no estaban atados y podían moverse en amistosos con otros clubes. Momentos curiosos que seguro se quedaron entre las retinas de los aficionados.
Pese a que hayamos visto como Di Stéfano jugó con los máximos rivales del Real Madrid, no fueron los únicos. El propio jugador llegó a vestir la camiseta del Mallorca en un partido contra el Newcastle, otro con la del Deportivo en un homenaje a Cuenca, pero sin duda, el más curioso y extraño fue el partido en el que jugó con Cataluña.
Todos reconocemos la importancia histórica de jugadores como Di Stéfano para el Madrid, o Kubala para el Barcelona. Dos futbolistas como la copa de un pino, que se dejaron todo lo que tenían en el césped, defendiendo a sus equipos. Y con todo ello, llegaron a jugar con la camiseta del rival y nadie les dijo nada. Nadie les pitaba ni les insultaba desde la grada, de hecho se les aplaudía.
El fútbol, y la vida en general, para que andarnos con rodeos, han cambiado mucho a lo largo del tiempo. Un fútbol en el que sólo importaba el verdadero espectáculo de ver a once tíos contra otros once y darlo todo. Un fútbol que no se dejaba guiar por un escudo o unos colores, donde la deportividad y la nobleza se llevaban a un nivel superior. Ojalá y la gente aprendiera de aquellos años y dejar las rivalidades a un lado.
Jose Luis 29 Nov 2020
Muy curioso, lo desconocía, me ha parecido interesante