En 1999, un príncipe nigeriano llegó a la F1 para hacerse con el poder del equipo Arrows en lo que acabó en un fracaso estrepitoso
Arrows era un equipo de F1 con ya una experiencia en la máxima categoría, participando durante unos años bajo el nombre de Footwork. Sin embargo, en 1999 comenzaría el principio de su fin, al verse involucrado en una de las historias más rocambolescas de la historia de este deporte. Es cierto que el equipo arrastraba problemas desde dos temporadas atrás, que propiciaron la venta y posterior desaparición del equipo.
Era 1996, y el empresario Tom Walkinshaw compraba el mayor paquete accionario de la escudería. En lo que parecía una promesa generada por el desconocimiento de la categoría, el empresario prometió fichar al campeón del mundo. A pesar de que esto podía parecer una auténtica mentira, el equipo logró firmar a Damon Hill, campeón en la anterior temporada. Para poder sustentar al equipo, se decidió optar por contratar a un piloto de pago, es decir, un piloto que compre su asiento con el apoyo de sus patrocinadores.
De esta forma, podrían cubrir los gastos de la millonaria contratación de Hill, el elegido fue el brasileño Pedro Diniz. La temporada fue un desastre, aunque se quedaron cerca de la victoria en el GP de Hungría, quedando Hill segundo con problemas en la caja de cambios. Finalmente, Hill se marchó al final de la temporada y Pedro Diniz también salió de la escudería.
Cada temporada fue peor que la anterior, perdiendo grandes sumas de dinero y quedándose sin apenas patrocinadores. Hasta que llegó 1999, y con la nueva temporada, empezaría el principio del fin de esta escudería. Repsol sería el patrocinador principal, gracias a la llegada al equipo del piloto español Pedro de la Rosa. Sin embargo, el apoyo de la petrolera no era suficiente para los cuantiosos gastos que tiene un equipo de Fórmula 1. En ese momento apareció Malik Abo Ibrahim, príncipe de Nigeria.
En Nigeria existen al menos unas 75 familias reales, entre reyes, emires y sultanes. Prince Malik Abo Ibrahim apareció de la nada para ser el salvador de la escudería Arrows y hacerse un nombre en el mundo del automovilismo. Ibrahim, nacido en Nigeria, pero educado y formado en Inglaterra se mudó en los 80 para EEUU para finalizar sus estudios universitarios. Al parecer, el Príncipe era un gran aficionado al mundo del motor, llegando a afirmar que habría llegado a participar en las 24h de Le Mans bajo un seudónimo. Algo que aún no se ha podido demostrar y que visto desde fuera parece otra de las mentiras del nigeriano. Sin embargo, la escudería que necesita una gran inyección de dinero confió en el Príncipe para salvar su futuro.
El Príncipe Malik se hizo con un 20% del equipo y logró convencer a un grupo de inversión alemán para que adquiriera otro 40%. De hecho, el nigeriano se definía como el “Mandela de la F1”, al ser el primer jefe de equipo africano de la historia. La estrategia del nigeriano para conseguir ingresos con el equipo no era otra que la de promocionar su propia marca. Es por eso que desde la primera carrera de la temporada se empezaron a generar expectativas, con una cuenta atrás situada en los laterales de los coches del equipo. Esta cuenta atrás llegó a su fin en el GP de San Marino de 1997, apareciendo en su lugar el logo de “T-Minus”.
T-Minus era la marca creada por el propio príncipe Malik, que intentaba vender productos de su marca como camisetas, bebidas energéticas, bicicletas de montaña, motos de marca Ducati y coches Lamborghini. Ya de primeras, la idea suena rocambolesca cuanto menos, pero se convierte en aún más turbia cuando se ve la trayectoria de esta marca. La marca solo consiguió comercializar la bebida energética, aunque tampoco se encuentra ningún dato o registro al respecto.
Con el nulo éxito de su marca, el príncipe se vio obligado a desaparecer. Su idea era obtener el suficiente dinero como para poder pagar ese 20% e incluso poder llegar a comprar la escudería al 100%. Es por ello que cuando llegó el momento de pagar, simplemente desapareció, dejando una gran deuda al equipo. El dueño del equipo tuvo que recomprar ese 20% incrementando los gastos y hundiendo al equipo un poco más.
El equipo finalmente seguiría luchando durante otras 3 temporadas, caracterizándose en esta parte final por obtener el acuerdo publicitario con la marca de telefonía ´Orange´. Sin embargo, estos últimos años no fueron más que un cúmulo de deudas, a trabajadores, a motoristas e incluso al grupo de inversión germano que convenció el Príncipe nigeriano. El equipo se instauró en la parte de atrás de la parrilla siendo el peor coche con una amplia diferencia. Hasta que llegó el mundial de 2002, y el equipo se declaró en bancarrota a 4 carreras del final de temporada.
Volviendo con el protagonista de la historia, Malik Abo Ibrahim fue detenido y mandado como preso en Estados Unidos. Al parecer, el nigeriano habría comenzado un proyecto similar al de la F1, pero esta vez en la NASCAR. Sin embargo, fue captado sustrayendo el dinero del equipo aún en creación por lo que pasó por la cárcel por un delito de estafa. En los últimos años ha regresado a su natal Nigeria con un nuevo proyecto de coches electicos para el país africano. Sin embargo, no se tienen noticias de ´El Príncipe´ desde 2018.