El catalán está rindiendo notablemente bien en su regreso al Sevilla cuando le toca sustituir al titularísimo Jesús Navas
Navas no está bien. Después de una espléndida temporada 19/20 donde no paró de llegar a línea de fondo y donde no tuvo ni una sola lesión, lleva varias semanas renqueante y sin mostrar esa virtud de ser un puñal por la banda. Desde su primera lesión muscular que le impidió acudir a la llamada de la selección española en el mes de noviembre, no se ha recuperado al 100% y declarado por él mismo, “ha jugado con molestias”. Aunque no lo parezca, Jesús es humano y necesita descanso. Los 35 años ya no perdonan y necesita dosificar más que nunca para no bajar el nivel. Si sigue jugando sin estar completamente bien, su rendimiento seguirá bajo y su presencia en la Eurocopa peligrará. Aquí tiene un papel muy importante Aleix Vidal.
Es sabido que Lopetegui prefiere jugársela con el capitán renqueante antes que con el ex del Barça sano. Tras quedarse en el Sevilla inesperadamente, ni siquiera cuenta con ficha en la Champions y su participación, a priori, iba a ser muy escasa. Las bajas de Escudero y Acuña en El Alcoraz hicieron que el catalán gozara de sus primeros minutos en la 20/21 como lateral izquierdo. A partir de ahí, comenzó a sacar la cabeza para demostrar que es un gran jugador que viene en mala racha y que es muy recuperable para la causa.
Aleix Vidal ya no es ese extremo eléctrico y fugaz, sino que desde su grave lesión de tobillo ha madurado como futbolista. Es muy inteligente en el campo; conoce sus limitaciones y las tapa de la mejor forma. Ya no se intenta marchar de dos rivales en carrera. Ahora, juega con mucha calma, cuenta con un muy buen pie derecho y ha ganado muchos fundamentos defensivos. Es más que válido para al menos, dar descanso a Navas lo que resta de temporada, ya que su contrato finaliza inminentemente y de despedirá de su segunda etapa como sevillista.