En el mes de enero vimos una de las mejores versiones de Antoine desde que llegó al Barcelona, anotando 7 goles y dando 6 pases de gol
Antoine Griezmann fichó por el Barça para hacer grandes cosas y no hacía falta decirle que no era determinante. Y ahora, como Frenkie de Jong, otro fichaje estratégico para darle un giro al proyecto, está explotando en medio de su segunda temporada.
Su gran juego en Granada es el mejor capítulo como jugador del Barça. Un gol y una asistencia sobre Jordi Alba obligó a jugar la prórroga y en ella cabeceó un centro desde un lateral. Luego le dio el 3-5 final a los culés con un pase celestial desde fuera, que remató Jordi.
Al marcar gol gritó con rabia el francés, que siempre se ha sentido arropado en el vestuario y ha recuperado la alegría tras malas rachas. “Magnifique”, dicen también en la caseta cuando le ven disfrutar en el césped o cuando él ve a otros como Riqui Puig la noche de la semifinal de la Supercopa.
Cuando este marcó el gol decisivo de la tanda tras fallar uno Griezmann, se alegró por el joven canterano. Luego, en la final ante el Athletic metió dos goles que al final no fueron suficiente. No como su gol y medio y las dos asistencias de Granada para meter el pie en las ‘semis’ de la Copa del Rey. Le falta en su palmarés la LaLiga y la Champions.
Un inicio de año demoledor
Su inicio de año está siendo brillante, espectacular, y a la altura del crack mundial que tocó el Balón de Oro en 2018 y cayó ante Luka Modric. Una decepción tras haber ganado el Mundial y la Europa League con el Atlético. Siete goles y seis asistencias en nueve partidos jugados en lo que va de 2021, hablan por sí solos de su letalidad en ataque junto a Leo Messi. El argentino lleva seis goles y un pase de gol en siete apariciones desde enero. Además, Antoine ha completado seis de los ocho partidos como titular.
Griezmann, el único culé que ha marcado en las cuatro competiciones, nunca se ha rendido. Ni en los momentos en los que se ha sentido más criticado en el Barça. Ni cuando Quique Setién le dejó en el banquillo en las citas clave tras el confinamiento como la visita al Sevilla o el Atlético en el Camp Nou. O en la noche del lamentable recuerdo de Lisboa ante el Bayern, cuando ya salió con 1-4 en el segundo tiempo. El fichaje más importante de la temporada, en el banquillo. Pero nunca dijo una palabra mala.
Llegó Ronald Koeman, hablaron en agosto de cómo buscar el mejor encaje acercándole al área como en el Atlético y en Francia y pidió recuperar el ‘7’ fetiche que le dejó Coutinho. Unas declaraciones en su país con Deschamps de por medio fueron aclaradas cara a cara con el holandés. Y ahora, con el 4-3-3 y el resurgir de su amigo Dembélé en la derecha, está sacándole lo máximo partiendo con libertad desde la izquierda con Messi en el medio.
El sacrificio que hizo que llegara un balón imposible en Granada para lograr el 2-1 que le dio el acta pese a tocar en Aarón tras rematar al palo define su estado actual. No solo ataca, sino que también ofrece ayudas defensivas y pelea cada balón. Con 27 goles culés, uno más que Ludovic Giuly, sólo tiene un francés por delante: Thierry Henry (49). Y va a por él.