La pegada se impone en un partido en el que Dinamarca mereció mucho más y en donde lo intentó hasta el final
Este era un partido en el que Dinamarca debía ganar sí o sí si quería tener opciones de pasar a la segunda fase. Lo cierto es que ambos equipos, no se han reservado nada y las dos selecciones sacaban a su mejor once. En Bélgica, empezaban como suplentes Hazard y De Bruyne, pero igualmente, el resto de futbolistas estaban.
Lo cierto es que el encuentro fue entretenidísimo, muy atractivo para el espectador, sobre todo la primera parte y los últimos 20 minutos. Un partido en el que ninguna de las dos selecciones escatimó ningún esfuerzo y donde los cambios fueron claves para el desenlace final. El resultado fue muy engañoso
Primera parte
El primer tiempo de Dinamarca fue simplemente maravilloso, salió al partido sin corsé, el corsé de saber que no estaba Eriksen, pero lo cierto es que la selección se lo tomó como si nada hubiese ocurrido. Enseguida marcó territorio y puso las cartas encima de la mesa para demostrar quien mandaba. Minuto 2 y Poulsen estrenaba el marcador, tras un fallo garrafal en la salida de balón de la zaga visitante.
Robó Hojberg, prácticamente en la frontal y se la cedió a su compañero, para que venciera a Courtois con un disparo raso y cruzado al primer palo. La Dinamita roja se adelantaba en el marcador contra todo pronóstico, en lo que supone el segundo gol más temprano de la historia de la Eurocopa.
Jugaban en casa y por lo tanto, querían ser ellos los que marcarán el guion del encuentro y lo consiguieron, pues Bélgica, prácticamente ni la olió en el primer acto y eso son palabras mayores. Dinamarca estaba siendo por momentos la Italia de Mancini en este europeo.
En los primeros 5 minutos de encuentro ya había habido 3 ocasiones claras de gol, se notaba cual de los dos equipos tenía la verdadera necesidad del triunfo. Y es que el Pan Danés estaba siendo capaz de conseguir algo que muy pocos combinados han logrado contra Bélgica, que es quitarle el balón y provocar su fallo.
Dinamarca: presión muy alta y muy incisiva
El conjunto local empezó frenético, le imprimió un ritmo al encuentro muy bueno, su presión era asfixiante y provocaba que Bélgica no pudiera hilvanar sus triangulaciones habituales ni dar tres pases seguidos.
Era verdaderamente trepidante, no se podía parpadear, pues si no, algo te ibas a perder, casi como en Con la muerte en los talones. Era un partido sin colchón, no paraban de suceder cosas. No había tregua, sólo se interrumpió el duelo, por una causa mayor: para homenajear a Eriksen. El juego se detuvo llegado el minuto 10 y tanto aficionados como futbolistas se pusieron a aplaudir en su honor. Gesto que debería repetirse con más asiduidad. No vamos precisamente sobrados de humanidad
No se entendía, pero estaba tan bien plantada sobre el verde la selección danesa, que hizo que a los de enfrente, les entraran dudas, qué paradoja, los virtuosos del balón, que llevan haciendo del fútbol un espectáculo de magia toda su vida, no sabían hacer, lo que mejor se les daba. Mucho mérito los de Hjulmand, que consiguieron cuestionar la filosofía de los de Bob Martínez durante tres cuartos de hora.
Enseguida que la cogía el rival, Dinamarca se recomponía de maravilla, no dejaba espacio a la creatividad flamenca. Y así el partido iba progresando y se llegó al minuto 34 con 8 disparos por parte de los locales, de los cuales 3 a portería, el primer acto agonizaba y El tomate mecánico, merecía un botín mucho mayor. A la entrada a los vestuarios, el luminosos¡, no se movió. El meneo y el baile había sido muy notorio. Pero ya se sabe, en el fútbol no siempre gana el que mejor juega.
Segunda Parte: una Bélgica totalmente distinta
Parecía mentira que el equipo belga fuese el mismo tras el descanso, donde Bob Martínez, aprovechó para meter a De Bruyne y su figura fue fundamental para revolucionar el duelo. Nadie hubiese dicho que acaba de salir de lesión- cayó lesionado en la final de la Champions frente al Chelsea- visto lo visto en el segundo acto. Fue sin duda, el factor desatascador.
Le vino de lujo la pausa a los visitantes, pues salieron con energías renovadas y parecían otros. Muchas más ganas, más apego y de repente recuperaron el fútbol. Esto se cristalizó con el gol del minuto 55.
La diana fue tremenda, de esas que no se ven todos los días. Todo empieza, con un carrerón de Lukaku que gracias a su exuberancia y potencia física, deja atrás a los dos rivales que le persiguen, con una carrera extraordinaria y como si de Marcos Llorente se tratase, pone un pase atrás para el pelirrojo espigado, mal negocio, quien hace ademán de chutar, se escora a un lado del área pequeña y sienta a varios defensas. Nuevamente cede atrás y Torgan Hazard que llegaba desde segunda línea, remata a placer desde el mismo lugar que De Bruyne. La jugada fue tremenda.
Bélgica con nada hace daño y crea jugadas complejas de la nada. Ahí esta la diferencia entre ambas selecciones. Y la cosa no acababa ahí, ya con el otro Hazard en el campo, los tres de arriba hicieron verdaderas travesuras, una de ellas, fue triangular en la frontal, para que otra vez, el centrocampista del Manchester City metiera un zapatazo desde la frontal al primer palo y deshiciera las tablas del marcador. Se tiró muy bien Schmeichel, pero nada pudo hacer.
El punto de inflexión
Curiosamente, fue a raíz del gol belga en el minuto 70, cuando el partido recuperó la ‘salsa’ del primer tiempo, pues hasta entonces, salvo las pinceladas de los dos goles, la segunda parte estaba siendo algo espesa. Y no fue gracias a la selección belga precisamente, sino a la danesa, a la que los cambios le sentaron bien.
El que estuvo especialmente activo fue Braithwaite, que a pesar de su insistencia y ocasiones, el delantero del Barça sigue negado de cara al gol. Tuvo muchas y de todos los colores. No dejó de intentarlo. Cuando no fue Courtois, fue la cruzeta, las que desbaraton sus opciones y mermó su confianza.
Parecía no haberle afectado el segundo gol a Dinamarca, que mostró un apego increíble durante todo el partido, además de compromiso, actitud y fútbol a raudales a lo largo de todo el envite. No se rinde nunca esta selección, que rozó el empate en varias ocasiones (especialmente en los últimos 15 minutos) gracias a que pasaron por las botas del 9. Tristemente, no pudo ponerle la rúbrica a su gran encuentro. Christian puede estar orgulloso de sus chicos, pero las opciones de pasar a la siguiente fase, son prácticamente nulas.
Conclusiones
Tiene suerte Bélgica de tener a jugones como De Bruyne y compañía, hoy se jugó a lo que el quiso, a pesar de que su equipo no brilló como en otras ocasiones.
Lo que pasa es que esto va de puntos, el que más tenga pasa como primera y Los Diablos Rojos, son los líderes del grupo A, con 6, mientras que Rusia y Finlandia tienen la mitad y Dinamarca todavía no ha estrenado puntaje y lo tiene fatal para clasificarse a octavos.
Ficha Técnica
Tarjetas amarillas:
Dinamarca: Daniel Wass (59′); Damsgaard (69′); Jensen (82′).
Bélgica: T. Hazard (94′).
Goles:
Dinamarca: Y. Poulsen (2′).
Bélgica: T. Hazard (55′); De Bruyne (70′).
Sustituciones:
Dinamarca: Norgard por Poulsen (62′) y Larsen por Wass (62′); Cornelius por Dansgaard y Jensen por Delaney (72′); Olsen por Vestegard (84′).
Bélgica: De Bruyne por Mertens (45′); Hazard por Carrasco y Witsel por Dendoncker (59′); Vermaelen por T. Hazard (95′).