El portero toledano está consiguiendo rendir a un alto nivel en su primera temporada como guardameta del cuadro blanquinegro
Alfonso Herrero llegaba este verano a Burgos después de una fatídica temporada en el Marbella FC. El cuadro burgalés, y especialmente Michu, buscaban un guardameta en el mercado que tuviese experiencia en la categoría de plata. El director deportivo ya conocía al toledano, pues ambos coincidieron en el Real Oviedo como jugadores. Su experiencia en Segunda División fue clave a la hora de cerrar su fichaje, pues los blanquinegros precisaban de un bagaje en sus jugadores tras 20 años jugando en el fútbol más modesto.
A su llegada, no se pensaba en el toledano como la primera opción para la portería. Se esperaba que el conjunto burgalés consiguiese cerrar la llegada de otro cancerbero. Finalmente llegó otro portero, fue José Antonio Caro y lo hizo en calidad de cedido desde el Real Valladolid. Hasta que el guardameta sevillano llegó desde pucela, los elegidos fueron Alfonso Herrero y Óscar López. El primero de ellos completó unos partidos demostrando un gran nivel. El segundo, mientras tanto, continúa jugando en el Burgos Promesas, ya que cuenta con ficha con el filial.
A sus 27 años, el toledano ha encontrado en Burgos un lugar donde brillar y demostrar su valía. Su contrato finaliza al término de esta campaña, y de continuar con este rendimiento, el jugador tendrá un futuro en Segunda División. Si el conjunto blanquinegro consiguiese la salvación, Burgos sería un lugar interesante en el que continuar con su trayectoria. De su rendimiento dependerá en gran medida esta salvación, ya que el jugador está siendo el mejor del equipo en este inicio de temporada. En total acumula 22 paradas, 4 porterías a cero y tan solo 6 goles encajados en 8 encuentros.
Este gran rendimiento le ha llevado a ser uno de los ojitos derechos de la afición de El Plantío. Y es que sus paradas han sido claves para que el conjunto blanquinegro sume un total de 9 puntos. Alfonso Herrero se ha convertido en un seguro de vida, del que pueden fiarse tanto la afición como sus propios compañeros. Además, su liderazgo y experiencia le convierten en uno de los pilares del equipo de Julián Calero. Se trata de un portero que suple su falta de envergadura con unos grandes reflejos y una gran agilidad bajo los palos. Su juego con el balón en los pies es más que correcto. Es uno de esos porteros que siempre rescata puntos para su equipo, y en Burgos esos puntos van a ser más que necesarios.
