La lenta muerte de un espectáculo llamado fútbol

El fútbol está evolucionando de la peor manera posible

No se sabe en qué momento exacto fue cuando la forma predominante de jugar al fútbol por parte de los equipos se volvió tóxica. Las constantes interrupciones, protestas y pérdidas de tiempo se han convertido en el día a día de este deporte. 

Da la sensación de que los entrenadores dan más importancia a ensayar las pérdidas de tiempo, ver quién va a ser el jugador que finja problemas físicos o quiénes son los responsables de hacer faltas constantes a los rivales para sacarles del partido. En lugar de entrenar las jugadas a balón parado o la forma de atacar para ganar el partido, los equipos optan por la práctica anterior. 

Con esto no estoy haciendo referencia a los equipos que deciden ceder la posesión al rival y esperar atrás para salir a la contra. Estoy hablando de la manera en que los equipos han decidido ejecutar esta estrategia. 

El fútbol ha dejado de ser el espectáculo que enamoró al planeta entero, o por lo menos es lo que ocurre en la liga española. La que fuera llamada la mejor liga del mundo y destronó a la Premier, se ha vuelto una competición cuyos partidos se han vuelto aburridos. Hay que esperar mucho tiempo para ver un buen partido en la liga. 

Hay muchas personas que se siguen engañando y siguen diciendo que la Liga Santander es la mejor liga del mundo. Pero hay que pedirles que dejen de engañarse. Una competición en la que se da más importancia en dejar que pasen los minutos sin que se juegue a nada, en vez de darle importancia al juego es algo mediocre. La Liga Santander no domina los registros que te pueden otorgar el apodo de mejor liga del mundo. El único ranking en el cuál la Liga Española es líder es el de las pérdidas de tiempo y el engañar a los árbitros. 

Con esto no estoy diciendo que el fútbol sea jugar a tener el balón y tener la posesión horizontal. Hay muchas formas de jugar al fútbol que son totalmente válidas. Lo que no se puede permitir son las conductas antideportivas. Fingir una lesión cuando el equipo rival ha robado el balón y se dispone a atacar es una falta de respeto para el resto de futbolistas y sobre todo para el aficionado que ha pagado su entrada para pasarlo bien, no para ver un jugador fingiendo. Para ver eso, puede ir a ver una obra de teatro o una película y seguro que la entrada le saldrá más barata. 

Hay que cortar de raíz la filosofía que ha llegado al fútbol del “fin justifica los medios”. Hay que dejar ya de practicar este deporte desde los límites de la ética y la moral. Los futbolistas son un ejemplo para muchos niños y niñas por todo el planeta, y esa actitud marrullera y de “pillo” que es elogiada por muchos, les hace mal. 

Estamos en una época en la que los más pequeños están aprendiendo a perder tiempo, sacar de quicio a los rivales a patadas e insultos o encararse con la grada en lugar de aprender valores como el respeto o la deportividad. En lugar de ver futbolistas decirle al árbitro que no le han hecho penalti, estamos acostumbrados a ver jugadores que parecen que les han roto la pierna cuando caen dentro del área cuando ni siquiera les han tocado. Todo esto siendo conscientes de que va a ser visto en VAR. Ha llegado un punto en que ya no se sabe dónde hay más mentirosos, si en la política o en el fútbol.