Lo que parecía que iba a acabar siendo una noche trágica en el Metropolitano, acabó siendo una noche de locura, de coraje y corazón
Después de lo sucedido en Arabia Saudí en la Supercopa, y el pasado miércoles en el Reale Arena en la Copa del Rey, el Atlético de Madrid y su afición llegaban a este encuentro con incertidumbre.
Tras las dos eliminaciones en esta semana pasada, la hinchada colchonera llegaba al Estadio Wanda Metropolitano con ganas de ver una reacción en los suyos. La victoria era la única solución que podía apaciguar las aguas.
El partido no iba a comenzar de buena forma, ya que el Valencia CF se iba a adelantar por partida doble antes del descanso, con un gol de Musah y otro de Hugo Duro.
El conjunto che no necesitó mucho para ponerse por delante en el marcador. Al final de los cuarenta y cinco minutos ya se empezaba a percibir el runrún y la angustia en la grada.
Lo que parecía que iba a acabar siendo otra noche trágica en el Metropolitano, acabó siendo una noche de locura
Aunque algunos de los cambios de la segunda mitad fueran a provocar la disconformidad en parte de la grada del Metropolitano, las sustituciones del entrenador argentino iban a ser claves para acabar consiguiendo los tres puntos.
Salió Correa por Lodi, y después se marcharon del campo João Félix y Lemar, y entraron en el campo Cunha y Hector Herrera.
Minutos después de los cambios el runrún seguía en la grada, pero la actitud del equipo era otra, y a balón parado iba a llegar el primero de los tres goles locales. A la salida de un córner Matheus Cunha anotaría el 1-2 (minuto 64’).
La insistencia del Atlético sobre la portería de Jaume seguía, pero no fue sino hasta el minuto 91’ cuando los rojiblancos iban a conseguir empatar. Ángel Correa, tras un primer remate de Luis Suárez, anotó el 2-2 en el marcador.
El Wanda Metropolitano vibró y estalló tras el gol, pero ellos querían y sabían que su equipo y su entrenador no se iban a conformar con el empate.
A falta de cuatro minutos para el final del tiempo descuento, y con el conjunto valencianista perdiendo tiempo, en una gran jugada individual de Ángel Correa, Mario Hermoso iba a marcar el gol de la victoria (3-2). El Wanda Metropolitano se cayó.
La locura del feudo rojiblanco estaba justificada, ya que ese gol después de todo lo sufrido, era más que una victoria.
El día que los jugadores vistieron el verdadero escudo que quiere la afición, el Wanda Metropolitano vivió una de las noches épicas del Estadio Vicente Calderón.
¿Punto de inflexión?
Antes de tener que disputar una de las primeras finales de la temporada frente al Manchester United en la ida de los octavos de la Champions League, al Atlético de Madrid le esperan partidos importantes en la competición doméstica.
El próximo rival de los rojiblancos será el FC Barcelona, los del Cholo Simeone tendrán que visitar el Camp Nou en busca de tres puntos que les mantengan en la parte de arriba de la tabla. Luego recibirán al Getafe y al Levante en casa, y antes del partido de UCL, visitarán el Estadio El Sadar.
Después de esta victoria contra el Valencia CF, el equipo ha recibido un chute de adrenalina para afrontar este tramo de la temporada. Con este encuentro los jugadores han demostrado que no existe ninguna división en el vestuario, y que noches como estas son las que unen a la afición con los jugadores.
“Por mucho que le molesta a mucha gente, este grupo está unido, este grupo está fuerte, que nadie venga a decir que hay división de vestuario ni mucho menos, y yo creo que hoy que mejor día para demostrarlo”
Mario Hermoso en los micrófonos del canal Movistar+ LaLiga, aclaraba los rumores sobre la división en el vestuario rojiblanco.