El jugador cedido por los Wolves podría haber disputado sus últimos minutos con el Barcelona antes de volver a Inglaterra
El pasado 29 de enero el FC Barcelona oficializó la llegada de Adama Traoré al club en calidad de cedido. El extremo de la Masia llegaba al club procedente de los Wolves de la Premier League con una opción de compra no obligatoria de 33 millones de euros.
Casi cuatro meses después, Adama podría haber jugado sus últimos minutos de azulgrana ante el Villarreal. Minutos, todo sea dicho, para olvidar: el ’11’ sale en la foto de los dos goles que encajó el Barça en la última jornada de Liga. Minutos, pero, que no le hacen justícia.
Ilusión e incertidumbre
El fichaje de Adama generó, ya de inicio, ciertas dudas entre la afición. Pese a ser un futbolista de la Masia, que concía al club y llegó a debutar con el primer equipo la 2013/14, lo cierto es que muchos no consideraban que tuviese nivel para jugar en el Barça.
Sin embargo, el jugador de l’Hospitalet deslumbró por su potencia y desborde en los primeros partidos que disputó. Ya antes de debutar, Adama desprendía una ilusión que trasladó a la afición mostrándose valiente y dinámico en el verde. Su juego aportó mucho al equipo, ocupando el rol que Dembélé dejó vacío cuándo no jugaba por motivo de su renovación.
Adama ha repartido cuatro asistencias en su paso por el Barcelona: Dos de ellas –ejemplo de su buen inicio– llegaron en sus dos primeros partidos. Las otras dos, en la vuelta de Europa League ante el Napolo; posiblemente su mejor partido vestido de azulgrana.
Su jugada franquícia se convirtió casi en un clásico del Camp Nou: Bicicleta, autopase, esprint y centro al área (con suerte, lo remata Luuk, y gol). Así, todo apuntaba a que el de l’Hospitalet seguiría en el Barcelona la temporada siguiente, probablemente a expensas de que Trincao se quedase en Wolverhampton.
Salida probable
Sin embargo, su juego se ha diluido con el pase del tiempo. Los últimos meses, se ha visto un Adama más errático, con demasiados errores no forzados. Un factor importante, en este sentido, ha sido el regreso de Ousmane Dembélé al once de Xavi, que ha relegado a Adama a un papel secundario acrecentado por la vuelta de Ansu Fati.
Su último partido, ante el Villarreal, le retrató en los dos goles: En el 0-1 pierde la marca –no le ayuda Alves, que decidió jugar de interior– y en el segundo gol es su mal despeje el que asiste a Moi Gómez. Esta fue, probablemente, su última aportación al Barcelona, el equipo que le ha formado. Es, sin duda alguna, un final que nadie deseaba.
A día de hoy, cerrada la temporada, no parece que el jugador entre ni en los planes de Xavi ni en los de la dirección deportiva. Hay consenso: no deben pagarse los 33 millones de la opción de compra –su valor es de 28 millones–, pero tampoco se debe menospreciar su aporte a la plantilla.
El paso de Adama por el Barça no será muy recordado por la afición, pero ha sido el de un jugador de la casa que ha vuelto para dar todo lo que podía aportar a un equipo deconstruido. En la situación actual, no puede hacerse mucho más que agradecerle al jugador todo lo dado al equipo y desearle suerte en el futuro.