El piloto mexicano aprovechó una gran estrategia en la transición de mojado a seco para llevarse la victoria en el circuito más histórico del calendario
Checo Pérez se llevó la victoria en Mónaco después de una carrera fantástica por su parte. Hizo sus paradas para cambiar a intermedio y a slicks en el momento perfecto para ponerse primero y aguantarlo hasta el final. Carlos estuvo muy cerca de llevarse el primer puesto, pero pasó segundo. Verstappen pasó tercero y Leclerc, cuarto. Los cuatro muy juntos y peleando hasta el final en las primeras posiciones.
Después de más de una hora de retraso, la carrera empezó con una salida lanzada después de varias vueltas después del safety. Los coches iban lentísimos y casi todos con neumáticos de lluvia extrema. Hubo unos pocos valientes por la zona trasera de la parrilla que pusieron intermedios. Al principio, el coche con las gomas verdes era incontrolable, pero la pista se fue secando rápidamente y este compuesto empezó a ser más y más interesante con el paso de las vueltas.
El problema principal de los valientes de los intermedios era que había que adelantar en pista a los que llevaban los azules. Gasly era el más activo en esta tarea. Pasó a Zhou después de varias vueltas detrás y, luego, pasó a Ricciardo en la entrada de la chicane de la piscina en una demostración de superioridad de gomas aplastante. También de valentía, pues hay que tener mucha confianza para meter el coche ahí.
La opción de pasar de lluvia extrema a secos directamente se presentó como algo viable pero arriesgado. Pérez y Hamilton pararon a poner intermedios aprovechando una ventana de pista libre. Pocas vueltas después, Leclerc y Verstappen hicieron lo propio mientras Carlos arriesgó con esa estrategia de poner neumáticos de seco directamente. Iba muy lento, pero este plan podía hacerle ahorrar una parada.
Por detrás, la carrera de Hamilton y Ocon fue como la del perro y el gato. Hamilton iba detrás con gomas intermedias y era mucho más rápido que el piloto francés, que llegó incluso a tocarle en la primera curva. Con el aletín lateral del morro colgando, Hamilton siguió intentándolo pasar hasta que le pudo adelantar en la parada en boxes.
Carlos y Leclerc montaron por fin el neumático duro con la diferencia de que Sainz había hecho una parada menos gracias a su fantástica gestión de la estrategia. Sin embargo, Checo había parado el primero a poner intermedios y había aprovechado esa velocidad de las gomas verdes para salir delante de Carlos. Leclerc fue la otra cara de la moneda. Ferrari le paró tardísimo en sus dos pit stops y salió cuarto, detrás de Verstappen.
Todo este caos se calmó con un accidente enorme de Schumacher después de la chicane de la piscina. El Haas le metió un culetazo y se fue directo contra las protecciones hasta el punto de partir el coche en dos. Por suerte, el piloto pudo salir por su propio pie. Salió el safety car y la situación por delante era: Checo, Sainz, Verstappen y Leclerc. Al final, el mal estado de las barreras provocó la bandera roja.
Tras la relanzada, las posiciones no cambiaron lo más mínimo. Los teóricos segundos pilotos de Red Bull y Ferrari lideraban a los contendientes por el título mientras el cronómetro iba descontando. No vueltas, sino cronómetro. Por normativa, las carreras no pueden durar más de tres horas, por lo que las 6 de la tarde era el límite.
La carrera se partió en dos y Alonso era el líder del segundo grupo. Hamilton se pasó todo lo que quedaba de carrera detrás de él, sin ser capaz de encontrar un mínimo hueco. Lo irónico es que el asturiano hizo la vuelta rápida estando a medio minuto de Norris, que aprovechó su parada gratuita. Gracias a esto, el piloto de McLaren fue el que se llevó la vuelta rápida.
Poco a poco, las gomas medias de Pérez empezaron a caer y Carlos se acercó por detrás a falta de diez minutos. El español llevaba unos duros que funcionaban y tenía mucho más ritmo que el piloto de Red Bull, líder de la carrera. Al final, Checo aguantó a Sainz y se llevó la victoria.