Tras su calvario con las lesiones, la perla azulgrana está volviendo al césped sin prisa y con un poco más de pausa
“Despacito y buena letra: el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas”, rezó el gran poeta andaluz Antonio Machado. Y así está predicando en esta nueva temporada Xavi con su pupilo Ansu Fati. Después de un largo calvario de lesiones, el ’10’ se encuentra en un nuevo orden, el de esos jugadores que entran en las segundas partes para revolucionar los partidos.
Menos minutos
Tras la marcha de Messi, Ansu Fati heredó su histórico dorsal y parecía que su misión sería la de liderar el Barça en su nueva etapa. De hecho, sigue siendo sin duda uno de los llamados en hacerlo los próximos años.
Sin embargo, tras tanta lesión, el joven extremo del 2002 está volviendo poco a poco a la dinámica del equipo. Así, Xavi tan solo lo ha situado en el once inicial una vez este curso. Fueron 65 minutos ante el Viktoria Pilsen, el rival de menos entidad del complicado grupo de Champions.
En total, Ansu ha jugado 194 minutos esta temporada, siendo más bien una pieza secundaria para sustituir a Dembélé (495′) o Raphinha (370′), que, de momento, son los escogidos del técnico egarense para acompañar a Lewandowski en el tridente. Además del que disputó en su titularidad, este tiempo se reparte, para el ’10’, en varios ratillos que van de los treinta a los diez minutos. Eso sí, en ningún partido se ha quedado en el banquillo, siendo siempre una pieza a recurrir para el Barcelona.
Mejor esperar
“Ansu está en el proceso de coger confianza y de mejora después de estar mucho tiempo sin jugar, a día de hoy no lo veo para la lista“, afirmó Luis Enrique tras no convocarlo con la selección.
“Estamos haciendo un plan, con mucha precaución. Tiene que incrementar el ritmo y la intensidad, ir entrando poco a poco. Su situación es especial y requiere la prudencia que estamos teniendo”, decía Xavi, por su parte, en la previa del partido de hoy ante el Elche.
Este curso, se está viendo a un Ansu quizás menos letal y mucho más creador y cercano al medio del campo. Tras las lesiones, el ’10’ es menos explosivo y más asociativo, sin perder, tampoco, su capacidad regateadora, siendo el tercer encarador del equipo, empatado con Dembélé (6’7 por partido con relación a los minutos jugados) y solo por detrás de Ferran Torres (7’4). No hay que tener prisa con Ansu, porque, como está empezando a hacer el Barça, de bien seguro que volverá a lo más alto. El barcelonismo necesita su futbol y su sonrisa.