El Girona, tras dos victorias consecutivas, cayó en el Coliseum en uno de sus primeros “matchball” de la lucha por la permanencia
El conjunto dirigido por Michel llegaba a la vigesimocuarta jornada de la Liga Santander en su mejor momento. Tras golear al Almería y asaltar San Mamés, una victoria en el Coliseum Alfonso Pérez hubiera significado dar un gran paso de cara a la permanencia.
Con 30 puntos, los catalanes siguen undécimos en la tabla, cinco puntos por encima del descenso. Una distancia que, en caso de haber sumado los tres puntos en Getafe, se hubiera visto aumentada aún más.
Una victoria, hubiera supuesto (tras los resultados de los demás partidos) una distancia de 10 puntos respecto al decimoctavo clasificado.
Calendario exigente
No solo eso, sino que sumar los tres puntos también hubiera significado disputar los siguientes compromisos con más tranquilidad y menos presión.
Sin embargo, los próximos compromisos serán los encargados de marcar, en gran parte, el desarrollo final de la temporada del conjunto gerundense.
Y es que el calendario del Girona para estos próximos cuatro partidos es de una exigencia máxima: Atlético de Madrid en casa, visita a Vallecas y los dos derbis consecutivos (RCD Espanyol y FC Barcelona).
“De las derrotas se aprende”, ¿o no?
La derrota de este sábado en el Coliseum frente al Getafe tuvo un guion muy similar a las derrotas frente Almería y Cádiz. Malas primeras partes que dejan al equipo sin capacidad de reacción y sin tiempo para remontar.
En todos tres pinchazos, al Girona le ha faltado humildad para enfrentarse a esos equipos situados en zonas de descenso y no en la zona noble en la que se encuentran los catalanes.
