Fue 1-1 en Anoeta en un partido cambiante; Take Kubo y el debutante Dovbyk, los goles, el partido dejó buenas sensaciones y cosas por mejorar en ambos equipos
Una Real Sociedad que se reforzó para pelear la Champions y un Girona que quiere llegar por fin a competencia europea armaron un partido electrizante en San Sebastián, por la primera fecha de la Liga EA Sports. La Real pudo golear en el primer tiempo, pero cometió el pecado capital de no concretar y el Girona le empató en el segundo tiempo, y hasta pudo ganarlo. Artem Dovbyk, reciente fichaje, se estrenó en la red; Take Kubo, el japonés, había puesto el 1-0 apenas empezado el partido.
Un inicio arrasador del local
El Girona arrancó el partido de la misma forma que se había visto en varios de los amistosos: desconcentrado. En los primeros minutos hubo numerosos errores defensivos. De uno de ellos vino el gol de Take Kubo. Zubimendi recuperó la pelota para la Real Sociedad en una salida del Girona e inició la réplica. Blind y Miguel Gutiérrez fueron desesperados a marcar a Carlos Fernández y Kubo apareció solo por la derecha. El jugador vasco lo vio y lo asistió en el acto. El japonés, absolutamente solo, dejó sin reacción a Gazzaniga con un remate cruzado rasante.
Justamente el de Kawasaki, que está en la Real desde 2022, fue uno de los destacados de su equipo. Ni Yan Couto ni Arnau Martínez lograron controlarlo. Parte del problema fue la flojedad en la marca del brasileño, que obligaba a Arnau a salir, a menudo, a cubrir las subidas del mediocampista ofensivo, y dejar su punta desprotegida. La Real hizo un partido inteligente. Imanol Alguacil entendió que, si presionaba a la medular catalana, el equipo visitante tendría muy pocas formas de crear juego. Encima, Blind, flojo en defensa, tampoco podía proyectarse debido a la presencia de Brais. El resultado fue que tanto Tsygankov como el ariete Stuani quedaron aislados del circuito de juego. Ni bajando pudieron hacerse de la pelota.
Por su lado, la Real estaba más lúcida y sus mediocampistas, punzantes, crearon peligro cada vez que subieron. Kubo y Brais superaron a sus marcas cada vez que quisieron. Carlos Fernández, como centroatacante, fue un dolor de cabeza para la última línea gironí. Tan solo cinco minutos después del gol, Blind debió hacer una arriesgada entrada sobre el delantero que fue juzgada – correctamente – como lícita por el debutante Francisco Hernández Maeso. Si el Girona no se fue goleado fue por la falta de puntería de los donostiarras y porque, lógicamente, semejante nivel de presión y movilidad no se puede mantener por mucho tiempo, menos en verano.
Sobre el final del primer tiempo el Girona logró salir del asedio txuri urdin y creó situaciones de gol. Siempre de pelota parada y con la pegada de Aleix García. A los 40 lo tuvo Arnau, que cabeceó desviado. En la jugada siguiente, tras un córner, ni Blind ni Miguel Gutiérrez lograron empujar a gol un centro rasante. La diferencia, cumplida la primera mitad del partido, era justa y hasta exigua a favor de la Real Sociedad.
Tras el descanso siguió la dominancia de la Real Sociedad. A los 6 minutos Arnau salvó ante una incursión riesgosa de Oyarzábal. Lo tuvo también Brais, pero salvó Gazzaniga. La Real parecía determinada a rematar el partido y no pasar sobresaltos. La salida de Carlos Fernández, por lesión, en el minuto 13, no se sintió tanto debido a que Ander Barrenetxea, su sustituto, entró bien, y a que arriba seguía la presión de Kubo y Brais, a la que se sumaba por momentos Zubimendi al proyectarse.
El gol estaba en el banco
Míchel tomó medidas para remediar la inferioridad en que se veía el Girona. Afuera Sávio y Yan Couto, de flojo desempeño, y Christian Stuani, que no encajaba con el estilo de movilidad que necesitaba el Girona en ese momento. Adentro Artem Dobvyk, Pablo Torre y Valery Fernández. Y los cambios resultaron determinantes, ya que el ex Barcelona y el ucraniano fueron protagonistas del gol del Girona. A los 28 minutos, Torre envió un balón aéreo para Tsygankov, que dominó, entró al área, llegó al fondo y envió el centro para el cabezazo de Dovbyk. Con un cabezazo, el nacido en Cherkasy estampó la igualdad y se estrenó como marcador en el Girona. La conexión ucraniana funcionaba a pleno.
A partir de allí el partido se equilibró. Girona mejoró en ataque con Dovbyk que, más allá del gol, creó peligro en cada llegada. El ucraniano puede, a diferencia de Stuani, moverse por todo el frente de ataque. Pablo Torre e Iván Martín se ubicaron como mediapuntas izquierda y derecha, respectivamente, y el primero resultó importante en ataque. La Real Sociedad acusó el impacto del empate y el cansancio físico. Pagó el precio de no haber marcado más goles mientras pudo y acabó apurado. Dio la sensación de que el cambio de Umar Sadiq fue algo tardío. Girona pudo pasar al frente con un remate de Pablo Torre que se fue alto. Por el lado de la Real lo tuvo Zubimendi en la última jugada, pero también la tiró por arriba.
El empate, al final, es un resultado justo para un partido que tuvo un tiempo para cada uno. Fue arrasador el comienzo de la Real Sociedad, pero no lo aprovechó para hacer diferencia. El Girona tuvo a su favor el oportunismo de su entrenador, que acertó con los cambios y logró un empate que luego justificó. En Donostia y en Girona pueden ilusionarse: han mostrado atributos como para pelear arriba.
RESUMEN DEL PARTIDO
Real Sociedad: Remiro; Traoré (73’ Solá), Le Normand, Zubeldia, Aihen; Zubimendi, Turrientes (79’ Olasagasti), Brais; Take Kubo (73’ Ali-Cho), Carlos Fernández (58’ Barrenetxea), Oyarzábal (73’ U. Sadiq).
Girona: Gazzaniga; Arnau Martínez (90’ Bernardo Espinosa), David López, Blind, M. Gutiérrez; Y. Herrera (85’ I. Martin), A. García; Couto (63’ P. Torre), Tsygankov, Savinho (63’ V. Fernández); Stuani (63’ Dovbyk).
Goles: 4′ Take Kubo (R), 72’ Artem Dovbyk (G).
Árbitro: Francisco Hernández Maeso (extremeño).
Estadio: Anoeta (Donostia/San Sebastián).
