Maurice «Mo» Johnston puede ser el mayor traidor que ha existido en toda la historia del fútbol, jugando en dos clubes de máxima rivalidad
Uno de los derbis con más rivalidad es, sin duda, el que enfrenta a Celtic y Rangers de Glasgow, también conocido como «Old Firm». Se trata de uno de los derbis más antiguos del fútbol, jugándose el primer partido en 1888. Esa rivalidad no es simplemente futbolística, ya que esta pelea se lleva hasta el extremo, con enfrentamientos políticos y religiosos.
Por un lado están los aficionados del Celtic, que son católicos y apoyan el republicanismo Irlandés, y por otro están los del Rangers, que son protestantes y defienden al Reino Unido, es decir, están en contra de movimientos independentistas. Ahora mismo puede que pienses qué importa esto, pues bueno, ponte cómodo y tras esta introducción comienza el espectáculo.
A lo largo de la historia han existido multitud de jugadores a los que se les ha llamado traidores, el caso de Figo puede ser uno de los más destacados. El portugués dio mucho que hablar en su momento, hasta hoy en día se le sigue criticando, pero ¿es realmente el mayor traidor de todos los tiempos? Maurice «Mo» Johnston es, probablemente, la respuesta a esa pregunta.
El jugadores escocés llegó al Celtic en 1984, cabe mencionar que era católico y, por lo tanto, más que aceptado entre los aficionados del Celtic. Su etapa como franjiverde duró hasta el año 1987, con un promedio de52 goles en 99 partidos, nada mal. Durante esos años, Johnston se convirtió en una de las estrellas del Celtic y en el emblema del club. Tras este gran rendimiento, el Nantes francés se fijó en él y acabó entre sus filas. En Francia tendría unas buenas campañas, pero Johnston quería y deseaba volver a Escocia.
En cuanto esta noticia se supo, los aficionados del Celtic soñaron con volver a ver a Johnston con la camiseta de su equipo. El club lo tenía prácticamente atado, pero entró en escena Graeme Sounes. Depués de aquello, la historia cambiaria para siempre. Sounes era, por aquel entonces, el entrenador del Rangers y decidió apostar por Johnston, quien acabó aceptando la oferta y fichó por el máximo rival histórico del equipo en el que se hizo una estrella.
Ninguna de las dos aficiones estuvieron contentas con este fichaje. Como es obvio, los aficionados del Celtic se sintieron dolidos, primero por rechazar su traspaso y segundo, por irse a jugar con el rival acérrimo. Mientras que los del Rangers no veían muy bien que digamos que un católico entrara en sus filas, ya que en el club existía una política que no permitía fichar jugadores católicos. De hecho, es curioso lo que se vive el fútbol en Escocia, pues se formaron quemas públicas de carnés y bufandas entre los aficionados del Rangers. Una completa locura.
La cosa no se quedó ahí, desde el momento que firmó por el Rangers, todos los aficionados del Celtic le empezaron a llamar Judas. El odio fue más allá, recibió incluso amenazas de muerte, lo que le obligó a contratar un guardaespaldas para sus propia seguridad. Las cosas en el Rangers, la que era su nueva casa, tampoco eran mejores, ya que siempre le miraban mal y hasta el propio utillero del club le empezó a hacer la vida imposible. No le recogía la ropa ni le daba la misma atención que al resto de la plantilla. Llegó a decirle que si se marcaba un gol contra el Celtic, se ganaría su lealtad.
La vida da muchas vueltas amigas y amigos, porque por cosas del destino Mo Johnston marcó en su primer derbi, y no cualquier gol, ya que fue en el descuento y le dio los tres puntos a su equipo. Ese tanto mermó el odio de los aficionados del Rangers pero te podrás imaginar como se pusieron los del Celtic… Simplemente escalofriante.
La vida para Mo Johnston siguió su curso, hasta que abandonó el Rangers para firmar con el Everton, donde no cuajaría unos buenos números. Así pues, probó suerte de nuevo en la liga escocesa, pero esta vez con el Hearts. Después de aquello todo es historia, pasó por algún equipo más de Escocia y terminó su carrera en el Kansas City de Estados Unidos.
Ahora que conoces la historia de Johnston puedes creerme cuando he dicho que es el mayor traidor de la historia. Dejó tirado al club que le vio crecer y le hizo toda una estrella por su máximo rival de todos los tiempos. Encima siendo católico en un club de protestantes, no sé si alguna vez vi tantas herejías juntas con una simple firma.
Es curioso lo que puede impactar socialmente el fútbol, como una simple pelota puede generar tanto sentimientos encontrados. El caso de Mo Johnston es el claro ejemplo de mezclar el deporte con la política y la religión, dos cosas que no tienen nada que ver pero que acaban mezclándose. Menuda la que armó el bueno de Johnston, quien todavía tiene unas cuentas pendientes con el Celtic.