El club aragonés anunció ayer en sus redes sociales que el jugador estará de baja debido a un esguince de rodilla
Como bien indicamos en el titular, el mediocentro nigeriano se ha reencontrado, por enésima vez, con uno de los peores enemigos del futbolista: las lesiones. La entidad blanquilla explicaba ayer mediante un comunicado oficial que el de Lagos sufre un esguince de grado I en el ligamento lateral interno de su rodilla derecha, lo que, aunque el cuadro zaragocista ha dicho que queda pendiente de evolución, lo mantendrá lejos de los terrenos de juego entre 1-3 semanas. Pese a que este último dato se trata de una estimación que puede variar, es ya seguro que James se perderá el partido de mañana ante el CD Mirandés, el cual se presenta como un choque vital para las aspiraciones de los de la Capital del Ebro.
El desafortunado incidente se habría producido en un sesión de entrenamiento. Según el técnico alicantino, «sucedió de manera muy fortuita, no fue en un choque sino en un pase».
Eclipsado por un calvario de lesiones
Independientemente de como se produjera la distensión, lo que es una evidencia es que James Igbekeme deberá, por desgracia, tener que volver a pisar la enfermería.
El nigeriano aterrizó en La Romareda el verano de 2018 procedente del Gil Vicente, equipo que milita en la primera división portuguesa. Desde entonces, siempre había mostrado un rendimiento aceptable, exhibiendo que su presencia oxigena el juego del Real Zaragoza y que posee una gran visión de juego. En numerosas ocasiones, su irreprochable despliegue físico sobre el verde ha demostrado ser también muy útil para atosigar y someter al rival, pero, sin embargo, en las dos últimas campañas algo no ha funcionado. Sus problemas físicos han incrementado y las lesiones han lastrado su rendimiento.
Una mala época para el nigeriano
Nadie duda de que sus titularidades han ido menguando y de que sus apariciones han disminuido considerablemente, pero lo que pocos sabrán es que esta es la novena lesión de James en dos temporadas. Lo cierto es que hemos podido disfrutar bien poco de él.
Repasando brevemente su historial, podemos observar como el año pasado sufrió uno de sus peores contratiempos: un desgarro en el músculo abductor lo obligó a estar de baja 61 días, desencadenando así que el club maño no pudiese contar con él ni para el playoff de ascenso ni para el inicio del actual campeonato. Regresó a los terrenos de juego ante el CE Sabadell después de que, eso sí, una microrrotura complicara aún más su ansiada reaparición. Disputó ocho encuentros y, de nuevo, un alud volvía a entorpecer el camino. Esta vez fue una rotura en el isquiotibial izquierdo.
Volvió a disfrutar de minutos tras las vacaciones de navidad, en el duelo en el que los aragoneses se medían ante el FC Cartagena. A partir de esa fecha y hasta su último percance, ha estado disponible para JIM en 10 citas ligueras y en una eliminatoria de Copa del Rey, aunque finalmente ha intervenido en 10 de esos 11 encuentros posibles. Parecía que su divorcio con las lesiones empezaba a hacerse efectivo, pero a la postre no ha sido así.
Todos estos factores han propiciado que su estado de forma no sea el habitual y que los números del de Lagos esta temporada dejen que desear. 18 apariciones (gran parte de ellas desde el banquillo) y dos goles es todo lo que James nos ha podido ofrecer esta campaña 2020-2021.
Una pieza necesaria
Sin duda alguna, el Real Zaragoza necesita que James Igbekeme se rehabilite con solvencia y logre recuperar su mejor versión, ya que no se antoja una final de campeonato fácil para los de la Capital del Ebro. Veremos si el mediocentro consigue, de una vez por todas, desprenderse de la losa que lleva arrastrando varios meses a sus espaldas.