El Cambridge United es un club muy peculiar con unas anécdotas dignas de ser contadas y recordadas por cualquier amante del fútbol
Las historias tienen un principio, y la del Cambridge no podría ser menos. Hablar de Cambridge es como retonar a los tiempos paleolíticos del fútbol. Esto mismo se debe a que, allá por 1848, miembros de la Universidad de Cambridge redactaron una de las primeras reglas de este deporte.
Básicamente, hablamos de una importancia tremenda para el fútbol. No obstante, por aquella época también existían otras como las de Sheffield, pero sin duda son los verdaderos inicios del balompié.
El presente del club
El Cambridge United está volviendo a vivir momentos dulces. Sobre toso por su reciente ascenso a la League One, tras una temporada para enmarcar con 80 puntos en la 2°posición.
De esta forma, los “The U’s” han empezado a jugar, después de bastantes años de penurias en una nueva categoría. Además, por el momento parece que todo les marcha bien, siendo 10° en la tabla.
Gran parte de todo este éxito se debe a Mark Bonner, su actual entrenador. Para empezar, se trata del entrenador más joven de todo el fútbol profesional inglés, con apenas 35 años. De hecho, nunca ha llegado a jugar profesionalmente al fútbol, pero eso no le ha impedido dejar huella en Cambridge.
Por si no fuera poco, Mark siempre se ha definido como un gran aficionado del Cambridge United. También es verdad que a él, en varias ocasiones, le han confundido con otro Mark Bonner. Este mismo jugó en equipos como Blackpool o Cardiff y hay veces que cuentan la historia de ese Mark Bonner, sin ser el verdadero. Toda una paranoia.
Sin embargo, Mark Bonner no es el único nombre que podemos destapar en esta actualidad. Otro de los grandes es Hoolahan, que a sus 39 años sigue jugando al fútbol profesional y es uno de los más importantes de todo el equipo.
A más de uno se le habrá pasado por la cabeza cómo es posible mantenerse tanto físicamente. Bien, pues el bueno de Hoolahan ya lo explicó para los medios diciendo que él, de normal, empezaba a entrenar los miércoles. Los demás días eran simple recuperación o ejercicios más básicos. Mala vida la del irlandés desde luego.
Algunas anécdotas del Cambridge United
Si el nombre de Cambridge United puede sonar, a parte de por la universidad, es por su gran presencia en el libro “Fiebre en las Gradas” de Nick Hornby. Este libro explica cómo se vive el fútbol siendo aficionado y cómo este mismo afecta en la vida de las personas.
El Cambridge United aparece en el libro, porque Nick fue estudiante de Cambridge y vivió de cerca al club de fútbol. De hecho, empezó a ir con sus amigos al estadio y es dónde empieza todo lo que él fue redactando en el libro.
Para empezar, cuando él iba al estadio, el Cambridge no pasaba por un buen momento. Los “The U’s” no fueron capaces de ganar en 33 jornadas seguidas. Por eso mismo todos los aficionados empezaron a festejar como títulos un simple gol.
En otras palabras, los aficionados encontraron otras motivaciones para estar felices en el campo. Así fue como Nick se dio cuenta de que lo importante del fútbol no eran los resultados, sino la experiencia de ir al campo en sí y de sentirte parte de una comunidad.
Por otro lado, aquella misma temporada muchos aficionados se alegraron porque el nombre de su equipo estaría en todos los libros de récords. Es cierto que no es un récord muy bonito, pero hasta eso se lo arrebataron. Resulta que el Doncaster Rovers se pasó 34 jornadas sin conocer la victoria y ocupó ese lugar.
Pero si de anécdotas hablamos, no hay ninguna otra mejor que la del Cambridge de los 90. Por aquellos años su entrenador era John Beck y se ganó el odio de mucha gente por varias razones. Antes de nada, al propio Beck le apodaron Drácula, porque decían que le chupaba la sangre al fútbol. Para que vayáis entrando en contexto.
Ese apodo está bien traído si conocemos algunos de los métodos que empleó para que el Cambridge ascendiera tres veces seguidas, desde 4° hasta 2°. Incluso se quedaron a las puertas de jugar en la Premier League. De haberlo logrado, habrían sido el primer y único equipo en la historia en ascender desde League Two hasta la Premier League de forma seguida.
Pero vayamos a lo importante, porque el Cambridge de John Beck se hizo muy fuerte en casa. Esto se debe a varias “estrategias” que seguía el bueno de Beck. Para empezar, el césped podía pasarse sin cortar varias semanas. Así pues, practicar fútbol era casi imposible.
También podemos mencionar que en los córner del campo añadían arena, de forma que así los balones largos, en vez de salir por banda, se pararan por esa zona. Precisamente, en más de una ocasión el árbitro paró el partido por la cantidad de arena que había.
Otro de estos famosos métodos de Beck era la calefacción en el vestuario rival. Parece ser que cuando hacía mucho frío ese día, el vestuario rival no tenía calefacción y aquello se convertía en la Antártida. Y no contentos con eso, cuando era al revés y hacía calor, la calefacción la ponían al máximo. Además de los banquillos, porque el visitante se encontraba a varios metros del campo, en comparación al local.
Por último, el gran John Beck les daba a sus rivales balones desinflados para calentar. Tras todo esto, os habréis hecho a la idea de lo horrible que era ir a jugar al Abbey Stadium. La “Crazy Gang” del Wimbledon se queda corta en comparación con ellos.
Las penurias del Cambridge
Al igual que muchos equipos humildes, los éxitos no son tantos en comparación a las desgracias. Si hemos hablado de ese Cambridge que estuvo a nada de ascender a la Premier League, tenemos que hablar de su mala racha.
Recordemos que los “The U’s” en los 90 tuvieron su época dorada, pues unos pocos años después acabaron fuera del fútbol profesional. Para el año 2005 el club bajó a la 5° categoría y no sería hasta 2014 cuando volvieron a la League Two.
Unos años muy malos que también dejaron huella, porque en un partido contra el Cardiff City no fueron capaces de ganarles, teniendo ellos 8 jugadores en el campo. Los aficionados visitantes celebraron el 0-0 como si fuera la Champions League tras esa enorme hazaña. Mientras que a los pobres del Cambridge se les caía la cara de vergüenza.
Para acabar, y como ya es costumbre en cualquier historia de equipos pequeños, estuvieron a punto de desaparecer por impagos. La deuda alcanzaba los 500.000€, pero a última hora apareció Richard Caborn para pagarla. Cabe destacar que se trataba del ministro de deportes de Inglaterra.
Otra vez más los clubes pequeños no dejarán de sorprendernos. Sus anécdotas e historias se sienten de otra manera. A partir de ahora, Cambridge no solo podrá presumir de su gran universidad, sino que lucirá con orgullo el escudo del Cambridge United.