Empiezan a aparecer los fantasmas habituales de Ancelotti con las rotaciones, que ya pasaron factura en la primera etapa del técnico italiano en el club madridista
Carlo Ancelotti es un entrenador el cual alberga entre sus características más notorias, confiar plenamente en nueve o diez jugadores y, a partir de ahí, rotar lo mínimo y cuando sea estrictamente necesario. Tiene un once ideal del que le cuesta mucho cambiar jugadores y solo lo hace cuando, o bien están lesionados, o bien se pierden un partido por sanción.
La cantera blanca, un aspecto a pulir
Uno de sus cometidos para los que llegó era para continuar esa confianza que Zidane había depositado en los jóvenes del filial, en los que el francés encontró una salvación y una vía de escape para solventar los problemas de bajas que tanto daño causaron al Madrid la temporada pasada y la anterior. Y parece que no lo está haciendo. Estos son sobre todo Miguel Gutiérrez y Antonio Blanco los que peor salen de esta tendencia del técnico italiano. Fueron dos jugadores clave en la anterior campaña y que en esta apenas están teniendo protagonismo.
El lateral Miguel, por ejemplo, ha jugado seis partidos mientras que tan solo uno que ha jugado Blanco, frente al cuadro bermellón, en el arrollador partido donde los madridistas ganaron por seis goles a uno. Ambos se sitúan para ubicarse como las grandes perlas del Real Madrid y más que aptos para ser jugadores de rotación con los titulares en sus respectivos puestos.
Pero, si Ancelotti no acaba de confiar en Miguel, menos en el caso de Antonio Blanco, mediocentro y suplente de los tres que actualmente conforman el centro titular: Modric, Kroos y Casemiro. Son jugadores que traspasan ya la treintena de años y necesitan rotar para llegar bien a final de temporada.
El problema, presente también en la delantera
Benzema y Vinicius son fijos desde el inicio de los partidos, y es en el tercer delantero donde Carlo sí que rota con Asensio, Rodrygo y Lucas, aunque este último siempre y cuando no tenga que desempañar la función de lateral, que es algo muy habitual tanto con Zidane como con Ancelotti.
El quid de la cuestión está en que aunque el brasileño y el francés estén demostrando un nivel apoteósico en esta primera parte de la temporada, el cansancio en algún momento pasará factura y se verán entonces mermados físicamente allá por marzo y abril, meses clave. Y ni qué decir de Mariano y Jovic, que podrían ser calificados de descartes totales.
Además, otra de las cosas que se le achacan a Ancelotti es lo mucho que tarda en realizar los cambios. La mayoría de ellos los hace pasado el minuto 70 de juego, y muchas veces ni si quiera los agota todos, y aquí es donde está el verdadero centro: ¿confía Ancelotti en su banquillo o son, en cambio, pequeñas indirectas al palco para que hagan caso a sus peticiones de fichajes?
Y esto no es nada nuevo en el Madrid. Ya en su primera etapa Carlo fue el centro de las críticas por esto mismo: pocas rotaciones y cambios tardíos. Fue sobre todo en la campaña 2015-2016, cuando el club madrileño acabó con las manos vacías y fue fruto de que los jugadores llegaron al tramo final muy cansado, debido a los mínimos descansos que habían tenido durante el año.