Al conjunto vasco solo le sirve la victoria si quiere seguir vivo en la UEFA Europa League, aunque no opta a una plaza directa a octavos
La Real Sociedad tiene mañana a las 18:45 una cita con su futuro en Europa. Tendrá que decidir entre dos opciones qué camino decide tomar, si el del novedoso play-off de acceso a los octavos de final de Europa League, o el de ser el primer equipo español de la historia en participar en la recién estrenada Conference League. Pueden elegir, porque dependen de sí mismos para escribir su futuro. Y lo mejor de todo es que aunque no será fácil meterle mano al rival, jugará en Anoeta, delante de una afición que cada día se entrega con más fuerza a los suyos.
Estudiar el día antes…
Los de Imanol Alguacil se han dejado los deberes para el final. Y ya sabemos lo que pasa cuando se estudia el día antes y la suerte no está de tu parte el día del examen. Suspenso casi asegurado. Los vascos tendrán que tirar de fe y de un fútbol mejor que el que han demostrado en los 4 partidos disputados tras el parón de selecciones si quieren sobrevivir en la Europa League. Solo les vale la victoria, y es que es un partido a vida o muerte contra el único rival directo que tienen por la segunda plaza del grupo B.
La derrota ante el AS Mónaco en el Stade Louis II del pasado 25 de noviembre dejó en jaque a los txuri-urdin, que todavía tenían esperanzas de poder luchar por el pase directo a la siguiente ronda. Pero el pinchazo en Francia por 2-1 certificó el pase de los monegascos directamente a la fase del K.O. Ahora, habiendo ganado solo uno de sus últimos cinco partidos (tres de ellos saldados con derrota), tendrán que afrontar lo que se siente como una final adelantada a diciembre.
A aguantar el chaparrón
En el otro lado, el PSV Eindhoven afronta la cita con la tranquilidad que aporta una ventaja de 2 puntos sobre su rival directo. Los holandeses han cumplido a medias con su labor, ganando en sus dos choques al Sturm Graz (que solo le sacó un punto a la Real Sociedad), aunque sin haber sido capaz de superar en goles a los ‘peces gordos’ de su grupo. Ante el Mónaco perdieron en su propia casa, para después rescatar un punto en Francia. Y en la visita de los donostiarras a tierras holandesas, rascaron un punto gracias al fallo clamoroso de Mikel Oyarzabal al filo del pitido final.
Mañana tendrán que aguantar el chaparrón en el País Vasco. Y no solo porque se prevé una incesable lluvia sobre Anoeta como ya viene siendo habitual, sino porque se espera a una Real Sociedad volcada para conseguir el billete al play-off.
Un partido para dar la cara
El partido de mañana en Anoeta es uno de esos en los que los magos de cada equipo deben dejar sus mejores trucos de escapismo de lado y sacar aquellos que impresionan al público de verdad. Donosti espera la mejor versión de Isak, Oyarzabal, Januzaj, Zubimendi y compañía para repetir la gesta de Nápoles del año pasado. En Eindhoven, se acogen a Mario Götze para disipar las dudas que deja un equipo plagado de lesiones. Un campeón del Mundo que es la cara visible de este PSV.
La espinita de Eindhoven
El pasado 16 de septiembre PSV y Real Sociedad se vieron las caras por primera vez esta temporada en el Philips Stadion. Aquella noche, en la que se disputaban los tres primeros puntos de la fase de grupos, ninguno de los dos consiguió llevarse el gato al agua. Pero por muy poco. Tras el gol de Götze que abrió la lata, la Real reaccionó inmediatamente con goles de Januzaj primero e Isak después. Pero al salir de los vestuarios Gakpo volvió a igualar la contienda. Justo al final del partido, cuando todo parecía finalizado, Oyarzabal tuvo en sus pies el desnivel, pero falló en el mano a mano para dejar el marcador en 2-2. Esa es la espinita que se intentará quitar el capitán txuri-urdin.