Las últimas derrotas ante el Levante y el Real Madrid han condenado a las de Vallecas al descenso de categoría tras 19 años en la élite
El pasado marzo la Comisión Directiva del CSD aprobaba los estatutos para la profesionalización de la liga femenina de cara a la próxima temporada. Este mes, uno de los equipos femeninos pioneros en España ha descendido de categoría tras una temporada rodeada de polémica.
Tras 19 años en la primera división, el Rayo Vallecano se despide de la máxima categoría nacional. La entidad, toda una referente del ámbito durante muchos años, se perderá la primera edición de La Liga Profesional femenina agendada para el próximo curso.
El equipo ha sumado un total de 11 puntos en 27 jornadas y se posiciona colista de la Liga Iberdrola. A falta de tres jornadas su descenso se confirma matemáticamente y cierran de esta manera una temporada con más sombras que luces.
Pero para entender como se ha llegado hasta este punto hay que echar la vista atrás y analizar una serie de sucesos que se han ido dando desde 2011 hasta la actualidad y que han sido los causantes del hundimiento del equipo. El descenso de categoría es tan solo la punta del iceberg.
Época dorada
El Rayo Vallecano femenino fue creado en el año 2000 por la directiva de Teresa Rivero, quien era por entonces la presidenta de la entidad madrileña.
Su época de máximo esplendor fue entre 2008 y 2011, cuando el equipo ganó una Copa (2008) y tres ligas seguidas (temporadas 2008/2009, 2009/2010 y 2010/2011).
A lo largo de sus dos décadas de vida el Rayo ha contado con grandes futbolistas en sus filas.
Entre ellas destacan Natalia Pablos, que fue una de las piezas clave del Rayo en su mejor época y fue también la futbolista que selló la clasificación de la Selección para un Mundial por primera vez en su historia en 2015, tras anotar un doblete ante Rumanía. Anunció su retirada en 2018 y desde entonces aún ostenta el título de máxima goleador histórica de la competición liguera, con 361 goles.
También cabe destacar la figura de Sonia Bermúdez, que al igual que Natalia Pablos fue una jugadora madrileña que acompañó al Rayo en su mejor época siendo uno de los pilares del equipo. Anunció su retirada en 2020 con un palmarés que engloba 12 títulos ligueros y cinco distinciones individuales como máxima goleadora de la Liga Iberdrola.
Otra jugadora que pasó por el Rayo y actualmente sigue en activo es Jennifer Hermoso. A sus 31 años es la máxima goleadora de la historia del FC Barcelona y la segunda finalista de la última edición del Balón de Oro, que al final se llevó su compañera Alexia Putellas.
Una temporada marcada por la polémica
Durante los últimos años se ha ido dando una situación de precariedad económica en la sección femenina cada vez más insostenible, hasta el punto que las repercusiones en la presente temporada han puesto en evidencia el descuido y una falta de interés por parte de la directiva.
Por poner un par de ejemplos: el pasado noviembre, durante el partido que enfrento al Rayo y al Athletic Club, Camila Sáez termino en el suelo tras sufrir un fuerte golpe en la cabeza. La jugadora tuvo que ser atendida por el equipo médico del conjunto rival ante la falta de personal sanitario del Rayo.
La imagen se repitió pocas semanas después en el partido ante el FC Barcelona, cuando el personal sanitario azulgrana tuvo que encargarse de atender a las futbolistas franjirrojas Iris Ponciano e Isadora Freitas.
Pero la falta de personal médico no ha sido la única problemática que ha afectado a las jugadoras, y es que poco antes de iniciar la campaña las integrantes del equipo denunciaron al club por medio de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE). En dicha denuncia destacaron que sus contratos no estaban firmados y que no las habían dado de alta en la Seguridad Social.
La llegada del nuevo entrenador empeoró la situación
A finales de enero hubo un cambio en el banquillo del Rayo. Por decisión personal del presidente Raúl Martín Presa, de quién hablaremos más adelante, Carlos Santiso asumió el puesto de entrenador con el objetivo de dar una vuelta de tuerca a la dinámica del equipo.
Más allá de mejorar la situación, la cosa empeoró. Se filtró una conversación privada del técnico en la que usaba el caso de abuso sexual “Arandina” como objeto de broma. El caso en si ocurrió en 2017 y consistió en la violación grupal de una menor. Pese a todo, Santiso siguió en los banquillos del club.
Raúl Martín Presa, el señalado
Como ya hemos mencionado anteriormente, Martín Presa es el actual presidente de la entidad y fue él quién eligió a Santiso como entrenador.
Su llegada a la presidencia en 2011 es considerada por la afición y algunos exmiembros de la entidad como un punto de inflexión. Cogió las riendas en el último año de esplendor del equipo femenino, y a partir de ahí las cosas fueron cayendo en picado.
El argumento usado por él y su directiva a lo largo de los últimos años, y con el cual se han lavado las manos tras quitarle cada vez más peso económico al femenino ha sido el siguiente. Concretamente defienden haber ajustado los presupuestos al máximo para mantener el equipo mínimamente competitivo, sin abandonarlo.
Un futuro incierto
La falta de apoyo económico y interés por parte de la directiva ha pasado factura a la larga, hasta llegar al punto crítico en el que se encuentra el equipo actualmente.
Es por eso que el Rayo inicia ahora un proceso en el que deberá dar el máximo de si y buscar el apoyo de la entidad, todo con el objetivo de volver a la máxima categoría y al sitio que le corresponde por su peso histórico en el fútbol femenino español.