El Celta de Vigo realizó un gran encuentro contra el Real Madrid pero la falta de acierto le impidió puntuar
Ilusión y esperanza por las nubes
El estadio Abanca Balaídos, lleno hasta la bandera, recibió el pasado sábado al vigente campeón de LaLiga. El Real Madrid llegó al encuentro correspondiente a la décima jornada en segunda posición con 21 puntos, tres por detrás del Fútbol Club Barcelona. Por su parte, el conjunto gallego inició el duelo en novena posición, con 13 puntos.
En la grada local se respiraba un ambiente impresionante, con la ilusión y la esperanza por las nubes. El crecimiento futbolístico con Giráldez ha sido exponencial, apostando por la cantera y una propuesta ofensiva, y volviendo a las raíces y la identidad del club gallego. La confianza y el apoyo de la afición viguesa en el proyecto hicieron que Balaídos llenase contra el Madrid más del 98% de su aforo, algo que no ocurría desde las semifinales de la Uefa Europa League contra el Manchester United, hace siete años.
Un equipo fiel a las ideas de Claudio Giráldez
En varias ruedas de prensa, el técnico porriñés hizo alusión a un objetivo común para todos los encuentros: tratar de dominar el juego sin importar el rival. A pesar de tener enfrente al campeón de España y de Europa, los pupilos de Claudio fueron leales a la propuesta del entrenador. El Celta jugó de tú a tú contra un equipo plagado de estrellas y que salió con un once inicial que se acerca mucho al de gala.
Poco pareció importarle el adversario al conjunto gallego, que en los primeros 10 minutos gozó de un mano a mano entre Williot Swedberg y Thibaut Courtois, en el que el meta belga salió vencedor con una increíble parada. Precisamente, siendo fiel a su estilo, fue como el combinado celeste recibió el primer gol del encuentro, con un error en la salida que derivó en un golazo de Kylian Mbappé. Este fallo no cambió la forma de jugar del equipo, ya que el conjunto vigués siguió siendo valiente, saliendo desde atrás y tratando de atacar el mayor tiempo posible.
El encuentro continuó con ocasiones para ambos equipos hasta que, llegado el minuto 50, Swedberg se redimió de su oportunidad desperdiciada en el primer tiempo para poner el empate en el marcador. Sin embargo, los esfuerzos del club olívico por lograr el empate se vieron truncados con el 2-1 de Vinicius, apenas 10 minutos después.
A falta de media hora, el Celta buscó el empate de todas las maneras posibles. Los de Giráldez crearon ocasiones suficientes para poner el empate, vivieron el final del partido en campo contrario y lo finalizaron con un mano a mano entre Douvikas y Courtois, en el que el remate del delantero griego se marchó desviado.
Buen juego, buenas sensaciones y falta de acierto
Una vez terminado el encuentro, Fran Beltrán mostró la frustración del equipo en la entrevista postpartido: “sería fácil decir que hemos perdido contra el Real Madrid, pero creo que el equipo a estado mejor”, declaró. Asimismo, Beltrán añadió que su equipo había “perdido los tres puntos”.
El Celta tuvo las oportunidades suficientes para sacar uno o incluso los tres puntos del duelo en Balaídos, pero quien perdona lo acaba pagando. La calidad rival se impuso en las áreas, con Courtois realizando paradas milagrosas, y Vinicius y Mbappé definiendo a las mil maravillas.
Los hinchas celtistas se fueron frustrados a la par que orgullosos de sus jugadores. Los de Giráldez, que en los minutos finales alineó a seis jugadores que el año pasado tenían ficha del filial, pusieron contra las cuerdas al Real Madrid. A pesar de, como dijo Beltrán, “perder los tres puntos”, el combinado celeste está dejando muy buenas sensaciones cada fin de semana, y su afición se siente más identificada que nunca con un club y un proyecto que representa a la perfección el sentimiento de identidad y pertenencia de sus fans.
